Nunca Podrás Conmigo

Capítulo XVI: ¿A-adiós?

Capítulo XVI: ¿A-adiós?

 

 

-Lo de irte un tiempo, de vacaciones, está bien pero… ¿el traslado por qué es?

-Es necesario Rubí-me miró a los ojos.

Vislumbré un brillo extraño en su mirada.

No lo entiendo. Por muchas vueltas que le dé sigo sin comprender por qué se va, después de todo está en su último año de carrera, no tiene sentido. Es cierto que nada lo une a aquí, pero tampoco hay algo que lo haga repeler Florencia.

-Paolo-agarré sus manos con suavidad-¿te gustaría contarme los motivos que tienes para haber tomado esta decisión?

Se quedó en blanco sin saber que decir.

Traté de no mostrarme confusa. Vamos a ver, supuestamente soy su mejor amiga. ¿Por qué demonios no me quiere contar nada? ¡Ni que hubiese cometido un asesinato! Si fuese eso, aún lo entendería, pero ¿en serio?

Se está comportando como un crío, y eso me saca de quicio. Me dan ganas de meterme en su mente y que proyecte con palabras justo lo que yo quiero saber. Así nos evitábamos estas tonterías que lo único que consiguen es hacerme perder el tiempo.

-Yo…

-Si no me lo quieres decir no pasa nada, lo entiendo-sonreí tratando de infundirle confianza.

El muy idiota me repasó con la mirada, muy atentamente, sin saber aún que decirme y suspiró.

-Supongo que no gano nada ocultándotelo.

-¿Es algo importante?

Le solté las manos y esta vez, alcé una ceja.

-No sé si para ti lo será pero…

-¿Cómo no lo va a ser? Eres mi mejor amigo-le reproché cortándolo a mitad de frase.

-Lo sé,  y en parte eso es lo que me ha llevado a creer que esto es lo mejor-agachó la mirada.

-Pero no lo entiendo…

Paolo sonrió tenuemente y me abrazó, sin decir nada.

Le correspondí, sin saber muy bien de que va todo esto. Parece tan irreal. De tenerlo a mi disposición las veinticuatro horas, pasaré a no verlo, probablemente nunca más. Sólo me queda Aura por lo que veo… Creí que en el fondo, este amable chico de ojos grises podría meterse en mi corazón, aunque fuese un poco, pero si se va, las pocas posibilidades que tenía de lograrlo se irán por la borda.

-Esto…-Aura se colocó a mi lado, ligeramente sonrojada.

Abrí los ojos como platos. ¡Me había olvidado completamente de ella!

-Oh, Aura. Te presento a Paolo, un gran amigo de la universidad-sonreí tranquilamente.

-Encantado-Paolo le estrechó la mano y me miró-Rubí… me encantaría aclarar tus dudas pero-vislumbró a Aura de reojo-no puedo, el tren está a punto de salir.

-Yo… mejor me voy al coche, cuando estés libre ve allí Rubí-la pelinegra se despidió sin dejarme contestar y se fue sin más.

Es mi amiga… pero realmente me conviene de sobremanera que se haya largado. Así puedo saber qué demonios le pasa al tonto de Paolo.

Podría decir que me preocupa, y no sería del todo mentira…

Pero, lo que realmente me inquiera es que, si Marzia ha logrado ponerlo en mi contra, no me convendría nada de nada. Sería un desastre, tendría que volver a empezar de nuevo con Paolo.