Capítulo VIII: ¿Boda?

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Capítulo VIII: ¿Boda?

 

-¿Perdona?-pregunté completamente boquiabierta.

¡Tenía que estar de broma! ¿Yo casada? ¿Con él? ¡Pero si es un auténtico desconocido para mí! Si no me caso con uno joven mucho menos me voy a casar con… este…Dejé la copa encima del pequeño refrigerador que tenía enfrente y miré atentamente a Alejandro. Se veía serio y tenso, pero a su vez, tenía una pizca de inquietud en la mirada. ¡La propuesta iba en serio! ¡¡Quiere casarse conmigo!!

Vale… esto no tiene ningún sentido. No lo conozco, no me conoce ¿por qué quiere casarse precisamente conmigo? No lo entiendo…

-Te he preguntado que si quieres casarte conmigo-dijo muy tranquilo.

Está demostrado. ¡A este tío se le ha ido la pinza! ¡Y mucho más que a mí! Que ya es decir…

-La verdad es que no entiendo el propósito que tiene esa pregunta-dije con voz neutral, tranquila y un tanto soberbia.

-¡Oh! Perdóname, se me olvidó empezar por ese lado-alcé una ceja completamente a la defensiva-Tú necesitas estar casada para conseguir tu fortuna, y por una curiosa casualidad, no necesito estar casado para lograr cerrar un contrato con unos empresarios  que por algún motivo, son muy religiosos y piensan que  al estar casado, represento una imagen más “fiable”. Es algo que no me parece lógico, pero es un negocio que dejaría grandes ingresos en la empresa y no puedo dejarlo pasar tan fácilmente.

¿Grandes ingresos? Tratándose de una empresa, eso tiene que equivaler a  miles y miles de euros. Además, si me quedo… “embarazada” Es decir, que sería un pequeño embuste, ni loca me acuesto con Alejandro. Con que mi madre se lo crea tengo hecho. Y luego “pierdo” al bebé y listo. Supongo que si pago una buena cantidad al hospital dónde me haga las pruebas de embarazo, me las falsificarían para que se creyeran la mentira. Tendría mi dinero y disfrutaría de la fortuna de Alejandro. No es tan mala idea…

-¿De cuánto dinero estamos hablando?-dije sin rodeo alguno.

 Si tenía que dar mi libertad  para que ese negocio de lleve a cabo, es justo que me lleve un porcentaje. Alejandro sonrió.

-Me parece que podrías llegar a ser una gran empresaria, creo que llevas los negocios en la sangre-Bien, te lo diré, estamos hablando de cinco millones-dijo sirviéndose otra copa de champán.

Sonreí  alucinada. ¿Cinco millones? E-eso es un pastón. Con sólo un millón de ese dinero, podría hacer grandes cosas, incluso me conformo con medio millón. Medio millón de euros más lo que me haya dejado mi padre… ¿Por cierto? ¿Cuánto dinero me habrá dejado mi padre?  Eso es algo que sólo mi madre sabe, menuda desgracias. Aunque… el notario debe saberlo… ¡Más le vale que cuándo consiga mi dinero no falte ni un solo céntimo!

-Acepto-dije sin pensarlo un minuto más. Este trato me conviene más a mí que al propio Alejandro-quiero casarme contigo. ¿Cuándo lo hacemos?

-Vaya… ¿aceptas antes de concluir tu porcentaje?-rió divertido. Alcé una ceja.

-¿Cuánto me darías?-pregunté con media sonrisa.

-Con el gran favor que me estás haciendo, sería capaz de darte un millón, aunque…-se quedó pensativo. Ahogué un grito de felicidad ¡Un puto millón!-mejor te daré medio millón por adelantado y luego, depende de cómo vaya la cosa, te daré el resto.

-Perfecto, pues lo dicho, acepto-dije sonriente.

-El negocio debe hacerse cuanto antes, con lo cual, nos casamos hoy mismo si quieres.

Nunca Podrás ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora