Capítulo IX: Gran idea

574 27 10
                                    

Capítulo IX: Gran idea

Una limusina blanca con adornos florales estaba al salir del juzgado. Sonreí ¡Mi vida va a ser mucho mejor que la de una puta reina!  Llena de lujos, sirvientes, ropa, zapatos, comodidades, un marido que no está nada mal, y encima, podré meterme en su empresa a trabajar y… ¿Qué puede haber de malo en hacer que la deje a mi nombre? Así, cuándo se muera, todo será mío, venderé la empresa, me haré rica y todo mi plan habrá salido a la perfección, cómo siempre.

-¿Adónde vamos?-le pregunté a mi marido.

¡Joder! Sí que suena raro decirlo, esto es un asco, una hermosura cómo yo, casada, a quién se le cuente… en fin, pronto acabaré con esto. Espero divorciarme pronto. Nací para ser soltera. Al menos,  hasta que me empiece a ver… em… vieja… ¡Mierda! ¡Eso no puede pasar! ¿Qué será de mi vida si me hago muy vieja y fea? O si… engordo… ¡Prefiero morir! ¡Lo juro!

Suspiré, me estoy haciendo paranoias con asuntos que no deberían preocuparme, aún. Alejandro salió de su burbuja y me miró.

-A mi casa, sé que deberíamos irnos de viaje o algo así… pero tú no puedes dejar tu universidad y yo tengo que acabar mi negocio. Además, he llamado a mi hijo para que lo conozcas y…

-¿¡QUÉ!?-grité alucinando.

¿Un hijo? ¿Tiene un hijo? ¿Y me lo dice ahora? P-pero ¿y su mujer? No entiendo nada.

-¿Qué te ocurre?-me miró sorprendido, me acarició la mejilla y sonrió. Aparté su mano de mí bruscamente.

-¿Cómo qué tienes un hijo? ¿¡Se puede saber por qué no me lo dijiste!? Debiste avisarme que voy a hacer de madrasta. ¿Cuántos años tiene? ¿Seis, siete, o tal vez cuatro?-hablé todo seguido, sin pestañear, nerviosa.

¿Cómo se supone que voy a criar a un mocoso? No quiero un hijo propio cómo para tener uno de otra. ¡Ni de coña! Ya se puede ir buscando a otra, aunque… ¡Espera! Un hijo… ¡Eso es lo que necesito! Si  tengo un hijo legalmente,  aunque no sea mío, mi madre no tendría otro remedio… ¡¡¡que darme mi puto dinero!!! Madre mía, que buena idea, sí,  es que es genial, simplemente me portaré bien con el mocoso y tendré mi dinero, me divorcio y ya está, todo lo mío, será mío, y haré lo que quiera, como siempre, luego  cumpliré mi objetivo: ganarme a Luca, y después ya veré que hago con mi vida, pero hay algo muy claro, pienso exprimirla al máximo.

Alejandro se echó a reír.

-¡No que va el tiene…!-iba a responder pero le sonó el móvil-¿Hijo?-se calló unos segundos y negó con la cabeza-tranquilízate ¿vale? Vente a cenar a casa y hablaremos de esto, tengo que presentarte a tu nueva madrastra, seguro que te agrada…-volvió a quedarse en silencio-Está bien, nosotros llegaremos ahí en unos cinco minutos.

Colgó y me miró de nuevo.

Vale, ahora sí que flipo. ¿Qué niño de seis años tiene móvil? Bueno, sé que hoy en día, ver a un enano con un móvil de último modelo no es nada extraño, pero aún así… uno con seis años me parece muy fuerte…

-Alex ¿Cuántos años tiene tu hijo?-le pregunté sin quitar mi expresión asombrada de mi rostro.

-Pues… hizo veintitrés hace dos meses-respondió de lo más tranquilo.

Ah, bueno, veintitrés años… pues cómo yo en un par de meses…

¡ESPERA!

¡¿Veintitrés putos años?! ¡Tiene que estar de coña…! ¡Ay Dios! ¡¡En qué me he metido!! Tendré que lidiar con un chico y encima es mayor que yo…  ¿Qué puedo hacer? Ya no hay vuelta atrás, estoy casada, y no me puedo divorciar ahora mismo…

Nunca Podrás ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora