Capítulo XIV: Debilidad momentánea

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Capítulo XIV: Debilidad momentánea.

 

 

-Me intrigas bastante la verdad. Un día, así, sin más, entraste en la universidad dejando al lado masculino impresionado. Aunque supongo que es normal ya que las chicas rubias naturales no se ven mucho por estos lados-se quedó pensativo un momento.

¿De verdad se va a poner a contarme lo que he hecho desde que llegué? ¿Se cree que no lo sé o qué?

Bufé molesta y alcé una ceja.

Este idiota ya no sabe que decir. En fin… a ver qué tiene que decir, porque no tengo todo el día por si no se ha dado cuenta.

-De eso ya me he dado cuenta, os impresionáis fácilmente por aquí ¿no?-sonreí de medio lado y me senté en el brazo del sofá.

Rió divertido y se sentó a mi lado.

-Es posible, la verdad, hasta a mí me sorprendiste.

-¿En serio?-extinguí mi sonrisa y lo miré atentamente.

No me lo esperaba de Luca, desde el principio no se mostró tan débil como el resto. No me cuadra, pero bueno, es verdad que no soy una chica muy corriente físicamente, tal vez por eso, y sólo por eso, le llamé la atención en un principio.

-¿Lo dudabas acaso?-sonrió tranquilamente.

-Bueno-dudé unos instantes-digamos que me parece raro, desde el principio, nuestra relación ha sido competitiva, no parecías cómo el resto.

-Tú tampoco eres como el resto.

-Lo sé-solté una carcajada-y tampoco pretendo serlo.

Por un momento, la palabra “arrogante”,  no califica a Luca, es raro, pero por una vez, me siento sosegada a su lado. Tal vez sea porque su mirada de siempre se ha suavizado, porque estoy siendo una estúpida, dejándome llevar por tontos sentimentalismos. Quién sabe…

Pero, aún así me agrada poder hablar con Luca como dos personas normales y no como dos críos caprichosos.

Yo también puedo ser normal, aunque no lo parezca.

-Me alegra que no lo seas-musitó levantándose y parándose sobre la misma ventana que yo hace tiempo-Aunque… creí que estabas loca, pero resulta que sabes hablar civilizadamente.

Se giró del golpe, dejándome con la boca abierta. Su mirada había vuelto a ser la que era, creída, arrogante y sobretodo, burlona.

Apreté los puños con fuerza.

-¡Eres un imbécil Luca Soldetti!-grité levantándome del sofá y largándome de allí.

Soy idiota, no tengo otro nombre, sólo a mí se me ocurre pensar algo bueno de ese… ¡Si es que no sé ni cómo calificarlo!

¡Lo odio!

Es la persona más insoportable del mundo. ¡Qué le den a él y a todos los Soldetti del planeta!

¿Qué se ha creído?

¿Qué sólo por verme un poco más  débil de lo normal ya podrá conmigo? ¡Y una mierda! Una enorme y jodida mierda.

Va listo, imbécil, no sabe que acaba de perder toda oportunidad de  que me lleve más o menos “bien” con él.

Inspiré y expiré oxígeno una y otra vez, tratando de calmarme.

Ni siquiera se merece que me vuelva loca tratando de insultarlo con lo primero que me venga a la mente, no es tan importante como para lograr eso, lo siento por él.

Nunca Podrás ConmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora