24

1.2K 181 13
                                    

[Seungmin]

Apenas llevábamos veinte minutos y yo ya quería volverme derechito a mi casa, lejos de Lia, su amiga que no paraba de mirarme mal y todos los demás presentes en el recinto. Era tan insoportable que no sabía por cuanto más tiempo podría estar fingiendo esta sonrisa, y no me refería a por cuanto más tiempo desde que habíamos llegado a la heladería, no.

Llevaba fingiendo esta maldita sonrisa desde hacía dos meses, el tiempo exacto que llevaba saliendo con Lia.

No es que fuera desagradable o alguien molesto, nada de eso, simplemente no me gustaba. Ni siquiera lo habíamos hecho en todo el tiempo que llevábamos saliendo, y a pesar de que jamás creí que lo diría, era un alivio no haber tenido que tener sexo con ella. No me malentendáis, pues Lia era malditamente preciosa. Era encantadora, con un don para caerle bien a todo el mundo.

Pero no era Jeongin.

No es que me gustaran los chicos o las chicas, es que me gustaba ese maldito pelinegro, y por mucho que me doliera tenía que aceptarlo de una vez, aunque eso no fuera a cambiar nada. Jamás crearía un disgusto a mis padres por un capricho pasajero. Esperaría a que se me pasara y mientras tanto intentaría enamorarme de Lia.

— Ey, Seungmin —me llamó una de las amigas de mi novia. Yuna creo que la llamaban, y no mentía cuando decía que era la más masculina de toda la mesa. — acompáñame a por unos batidos.

— Claro —respondí de inmediato, agradeciendo internamente el poder alejarme un rato. Di un corto beso a Lia en los labios y me marché a paso rápido, siguiendo a Yuna entre los muchos camareros que cruzaban la terraza como si su vida dependiera de llegar al otro punto de local en menos de un segundo.

Ya en la barra pedimos otra ronda de batidos, excepcionándome a mí, ya que tenía tan poco apetito que solo el imaginarme cerca de un dulce me revolvía el estómago. En realidad no tenía ganas de salir, tan solo lo hice porque mi novia me lo pidió.

— Lia me comentó que estuvisteis con tus padres la semana pasada —comenzó a hablar mirándome fijamente. Por eso no me gustaba quedarme a solas con Yuna, porque me intimidaba demasiado. Era tan protectora con su amiga que a veces temía que me leyera la mente y me matara si se enterara que todavía no siento nada por Lia. — Nunca pensé que fueras a ir tan en serio con alguien. No te pega.

— Las personas cambian, supongo —respondí con un doble sentido guardado para mí.

— Pero no de un día para otro —era impresionante la habilidad que tenía para aparentar poco interés en sus palabras y a la vez clavártelas a fuego en la mente. — Solo digo que como la hagas daño te arranco las pelotas —añadió informalmente al tiempo que agarraban nuevas pajitas para todos.

— ¿Eh? —casi no podía creer lo que acababa de escuchar.

— Me has entendido perfectamente.

Y tras mostrarme una fingida sonrisa, me agarró del brazo y arrastró de nuevo a la mesa. Me senté junto a Lia , notando arder mi rostro por la mirada que cierta persona estaba clavando en mí. Tragué saliva y decidí no cruzar miradas con Yuna en todo lo que quedó de tarde.

Finalmente comenzó a anochecer y pude ofrecerme a acompañar a mi novia a su casa, librándome de todos sus amigos y la loca protectora que tenía como mejor amiga. Aún cuando estábamos a varios kilómetros de distancia sus palabras seguían poniéndome los pelos de punta.

— Gracias por acompañarme, Seungmin–soltó dulcemente cuando llegamos a la puerta de su casa. Yo asentí y me incliné a besarla, más por inercia que por ganas. Cuando se separó estaba toda sonrojada, aumentando la culpabilidad que crecía en mi pecho.

"Debes romper esto ahora"

También debía no decepcionar a mis padres y olvidar a Jeongin. Debía hacer muchas cosas en las que estaba volcando el alma y aún así seguían sin funcionar, así que no iba añadir otra a la lista de quehaceres.

— Hasta el lunes

— ¿Hasta el lunes? ¿No te veo el fin de semana? —preguntó reflejando desilusión en su rostro.

— Mañana hay fiesta en casa de Minho y no creo que el domingo esté con cuerpo para poder ver a nadie —me excusé, aunque era completamente verdad. —Puedes venir si quieres, ya lo sabes.

— No, no —respondió entre risas, seguro que por la estúpida invitación. Los dos sabíamos de sobra que ella no pisaría una fiesta de ese tipo ni en sueños. Prefería los ambientes más tranquilos, todo lo contrario a mí. — De todas formas pásalo bien.

— Lo mismo para ti, amor.

— Hasta el lunes entonces.

— Hasta el lunes.

Sonreí, volví a besarla y me marché sin preocuparme de si había entrado en casa o no, más pendiente del mensaje que acababa de mandarme Minho. Era muy simple, tan solo avisándome de que Jeongin y Jisung asistirían a la fiesta.

Jeongin asistiría a la fiesta.

Genial.

Descubierto- SEUNGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora