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[Seungmin]

Había terminado de hablar hacía varios minutos pero ninguno decía nada, ningún maldito comentario o palabras de apoyo salieron de sus malditas bocas. Solo me miraban en silencio, Minho con los ojos abiertos, perplejo de lo que acababa de escuchar, y Felix igual de indiferente que siempre.

— Pues yo me lo habría tirado.

— ¡Felix! –Le regañó el pelinegro, cosa bastante hipócrita, ya que sabía de sobra que él pensaba lo mismo.

— Sé lo que me vais a decir, ya lo sé. Joder, hacerme caso que entiendo mejor que nadie el quererme tirar a Jeongin, solo con pensar en él se me pone du-

— Seungmin, ve al punto.

— Oh, sí. Pues eso, que no pude.

— Le tenías en su jodida cama dispuesto a hacer cualquier cosa y sus padres no estaban en casa. Si llega a ser Hyunjin no me lo pienso dos veces.

— Tú no puedes entenderlo porque piensas con el pene, cállate. —respondí con molestia, pretendiendo ofenderle pero nada más lejos de la realidad. El rubio tan solo se limitó a apartar la mirada con una sonrisa y seguir fumándose su cigarrillo mientras se recostaba en la pared. En ocasiones me encantaría tener esa firmeza en la vida que poseía Felix, aquella que le permitía hacer todo lo que se le antojara sin importarle el qué dirán. —Tú me entiendes, ¿verdad Minho?

— E-eh, sí, claro. Es comprensible que no hicieras nada, después de todo tienes novia.

— ¡Podrías hacer un trío!

— Felix, que te calles.

— Bah, voy a llamar a Hyunjin –y se marchó con el teléfono en la mano y esa sonrisa de idiota que siempre se le formaba al pensar en su novio universitario.

Acababa de contarles a ambos lo sucedido el fin de semana en casa de Jeongin y ninguno decía lo que yo quería escuchar, ya fuera porque el rubio solo tenía comentarios igual de pervertidos que su persona, y Minho no aceptaba mi situación.

— ¿No vas a dejar a Lia?

— Ni de coña. Solo me falta eso para que mis padres me echen de casa.

— Ya te he dicho que podrías venirte a la mía.

— Soy menor.

— Y tus padres idiotas, no veo el problema.

— No es tan sencillo, Minho. No puedo irme así porque sí, no le haría eso a mi madre.

— ¿Entonces qué? ¿Vas a olvidarte de Jeongin? –asentí con firmeza, intentando aparentar esa confianza que no sentía, y en respuesta, a mi mejor amigo no se le ocurrió mejor idea que reírse en mi maldita cara. – Venga ya, Seungmin. Llevas diciendo lo mismo todo este último mes.

— Déjame, que esta vez va en serio.

— Claro, como digas —respondió con ironía, distrayéndose con su móvil antes de que yo pudiera replicarle nada, aunque tampoco pensaba hacerlo. No tenía fuerzas para defender una postura que ni yo creía real.

Más tarde, cuando terminó el receso y volvimos a las clases, me encontré a Lia esperándome en la mía. Llevaba dos batidos en las manos y estaba sentada en mi sitio, mirando por la ventana como buscando a alguien. En estos momentos estaba completamente seguro de que si no fuera por la existencia de Jeongin, podría enamorarme perdidamente de ella.

— ¿A quién buscas? –pregunté apareciendo por sorpresa a su espalda. Ella se giró, dando un pequeño brinco por el susto y luego sonrió.

— Te esperaba a ti. Hoy no viniste a buscarme a clases.

Descubierto- SEUNGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora