[Seungmin]
Llegué casi una hora antes de que finalizara la última clase, por lo que tuve que quedarme esperando a la salida. Sí, esperando a la salida de un colegio en horario escolar y con uniforme, perfecto para que me parara cualquiera persona y pidiera una explicación de por qué no estaba asistiendo a clases.
"Pues mire usted, porque no me da la gana. Llevo unos días bastante estresados por culpa de un niño con adorables ojos de zorrito que está tambaleando mis cimientos heterosexuales, y como puede comprender, me preocupa más estas dudas acerca de mi sexualidad que la clase de matemáticas"
Sí, eso sería exactamente lo que pensaría mientras me disculpo con una perfecta y encantadora sonrisa, pero por suerte, nadie amenazante a mi espera pasó por la entrada en todo el tiempo que permanecí allí, recostado en la pared distraído con el móvil. Mis dedos pasaban por la pantalla, pulsando y abriendo carpetas, respondiendo mensajes y deteniéndose en una foto en especial.
Exacto, la foto que me mandó Jeongin.
Tuve que cerrarla de inmediato para no seguir dando rienda suelta a mi imaginación, y es que eso era lo más peligroso. Imaginar lo que podría hacer con ese cuerpo, como se debía sentir estar en su interior, morder y chupar cada centímetro hasta marcarlo. Joder, era malditamente delirante.
"Cálmate Seungmin, estás confundido. No eres gay."
Cierto, no era gay. Desde pequeño tuve inclinación hacia las chicas, y podía asegurar que jamás en mi vida me había llegado a sentir atraído por un chico. No por intervención de mis padres, porque sí era verdad que probablemente no les agradaría la idea de tener un hijo homosexual, pero su opinión me daba bastante igual. En serio. No era heterosexual para agradarles, tan solo lo era y punto. O al menos hasta que el mocoso apareció.
Y en ese momento el timbre sonó, dando por finalizado el horario escolar y mis comeduras de cabeza. Lo último lo agradecí enormemente, pues no tenía ganas de estar pensando en Jeongin, algo irónico, pues él era el motivo de que me hallará aquí. Aún recordaba sus pequeños y delicados labios cubiertos de sangre, como los lamía cada dos segundos para disimular la herida.
"Jisung me dijo que eran dos tipos altos, uno rubio y otro de pelo negro, con dos abrigos de camuflaje azules."
Y con esa descripción fui clavando mi mirada en los grupos que iban saliendo por la puerta, buscando a alguien que se adaptase a tales características. Y no tardé en hacerlo. Inmediatamente me dirigí al pequeño grupo de apenas seis personas que se iba acomodando en el muro frente a la escuela para disfrutar de su reciente libertad con unos cigarros. Entre ellos se encontraban dos tipos con abrigos similares, solo que diferentes tonalidades de azul. Di unos golpecitos en el hombro del rubio, llamando así su atención y la de todo el grupo.
— ¿Necesitas algo, pequeño? — Joder, empezábamos bien. Si no se ganaba unas patadas por lo que le había hecho a Jeongin, se las ganaría por llamarme de tal forma.
— Esta mañana le habéis quitado el móvil a un amigo mío.
— Oh, creo que me acuerdo —respondió riéndose, como si esto fuera una situación amigable entre compañeros. — ¿Y qué con eso? Estaba fuera del recinto en horario escolar, tan solo lo tomamos como pago por cerrar las bocas.
— También le pegasteis un puñetazo —seguí explicando, cada vez sintiendo como iba creciendo el enfado en mi interior. Por fuera podría mostrar una apariencia seria, serena incluso, pero por dentro ardía de frustración.
— En realidad íbamos a dárselo a su amigo, pero se metió en medio —intervino el otro chico de abrigo azul. Los demás del grupo observaban la conversación, asintiendo a cuando hablaban los de su grupo y mirándome desde arriba para intentar intimidarme. Menudos idiotas.
— Me da igual —repliqué de inmediato. Seguidamente mostré la palma de mi mano y miré al primero fijamente, dando a entender que no estaba para perder el tiempo. —Devolverlo.
— ¿Qué? —parecía atónito, y reía en mi maldita cara junto a todo su grupo, como si acabara de decir la cosa más graciosa del mundo. Mordí el interior de mi mejilla con frustración, intentando no dejarme llevar por los puños tan pronto. No iba a montar una escena cuando había tantos estudiantes alrededor.
— Que me lo des de una jodi-
— ¡Ey, Kim! –una voz grave me interrumpió, adentrándose en la conversación sin permiso al tiempo que me rodeaba los hombros con su brazo. Ya sabía quién era antes de levantar la vista para comprobarlo. – Pensé que estabas en casa de Minho.
— Estaba.
— ¿Sois amigos? —preguntó uno del grupo, ahora dejando de lado toda esa arrogancia y altanería que mostraban antes conmigo.
Y lo entendía. Felix era uno de los chicos que más imponían en la escuela. Era alto, fuerte y lo más importante, era un maldito bruto. Ya fuera a propósito o sin quererlo, conseguía destrozar cualquier cosa con solo rozarla. Para mi suerte iba a clase de Minho, y mediante mi mejor amigo habíamos terminando entablando amistad.
— ¿Yo amigo de este enano? —declaró con ironía, fingiendo desprecio para terminar riendo y revolviéndome el pelo. Suspiré y le aparté de un empujó, lo que únicamente aumentó sus risas.
— Déjalo ya —me quejé a Felix con brusquedad, más interesado en zanjar el tema de Jeongin de una vez y volver a su casa a dar el maldito móvil. Hacía frío, la cara de esos idiotas era muy desagradable, y ya podía oler las proposiciones de cerveza que me pensaba hacer Felix y las cuales pocas veces conseguía rechazar. Me giré hacia el grupo de matones y volví a tender la mano, está vez con más impaciencia. — ¿Me lo dais ya o preferís que os lo quite yo mismo?
— ¿De qué hablas, Seungmin? –preguntó Felix con desconcierto, aún ajeno a toda la situación. Seguro que se pensaba que este montón de imbéciles eran amigos míos.
— Le han quitado el móvil a Jeongin esta mañana, y por si fuera poco también le rompieron en labio.
— ¿Qué? –Ahora la sonrisa del rubio había desaparecido, transformándose en una simple línea. Todos le miraron asustados, probablemente arrepintiéndose de cada uno de los pecados que habían cometido en toda su miserable vida. – ¿Es eso cierto?
— Fu-fue un error —apresuró a responder uno de los dos con el abrigo azul, rebuscando rápidamente en su mochila y sacando de ella el dispositivo de Jeongin. Lo agarré como si fuera un valioso tesoro, observándolo por todos lados en busca de que no tuviera ni un solo rasguño.
— ¿Habéis mirado dentro? –pregunté con seriedad.
— ¿Eh?
— Archivos, conversaciones, fotos y esas cosas.
— A-ah, nono. Tenía contraseña, no hemos visto nada.
— Más os vale –respondí ahora más aliviado, guardando el móvil en mi bolsillo trasero del pantalón. Cuando volví a levantar la mirada, seguían mirando a Felix, por lo que tuve que toser para llamar la atención. — ¿Quién de vosotros fue el que dio el puñetazo? –nadie respondió, por lo que tuve que volver a repetir la pregunta, pero de nuevo hubo silencio como respuesta.
— Responder de una jodida vez –me ayudó Felix.
— Y-yo... –reveló de inmediato uno de los dos con el abrigo azul, el más alejado. Me acerqué a él, colocándome a pocos centímetros de su rostro. Miré sus manos y pensé en como se habían estrellado contra el rostro de mi adorable Jeonginnie. – Fue sin querer...
Al segundo de que hablara golpeé fuertemente mi puño contra su nariz, sintiendo como eso solo aumentaba mi adrenalina. Pero me detuve. No podía seguir pegándoles, pues sería injusto. Ya habían pagado y estábamos a iguales.
— Fue sin querer —respondí fríamente antes de girarme y comenzar a andar en dirección contraria, con Felix a mis espaldas, quien antes de irse les pidió educadamente un cigarro. De veras que ese chico tenía un problema.
— ¿No crees que te has pasado? –me preguntó mientras bajábamos la cuesta, él en dirección a su casa y yo hacia la parada que me llevaría al piso de Jeongin.
—No
Y no mentía.
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Descubierto- SEUNGIN
Fanfiction"Venga, déjate de bromas Jisung" -Adaptacion, todos los creditos a @Rainights . ♡ -Shipp principal: Seungin. Seungmin x Jeongin.