†Capítulo 22†

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La mujer rubia se encontraba arrastrandose por el frío piso de aquella casa, forzar a su pierna rota aquella vez que intento escapar por la puerta trasera no habia sido una buena idea, pues empeoro, ahora no podia ni levantarse sin caerse, además de que aquella parte de su extremidad, se habia vuelto morada, no importaba que tanto le cambien el vendaje, si un doctor no la atendía, temia perder su pierna.

—S-señor Alastor...

Charlotte trataba de llamar su atención como podía, el hombre se encontraba sentado leyendo su periódico matutino, la miro de reojo notando unas pequeñas lágrimas salir de los oscuros ojos de la mujer, su rostro estaba muy apagado, se agacho frente a el rogándole que la lleve a un doctor.

—hmm...pues no me parece una buena idea, aun no aprendes la lección querida, tu pierna sanara dentro de poco -cambio de hoja ignorando el llamado de la rubia- por cierto, también te he notado muy delgada, no comes por completo los platillos que te he preparado.

—e-eso...eso no tiene nada que ver...solo me da sopa de verdura y...ni siquiera hay un trozo de carne para tener energías...Señor Alastor, por favor, de me algo de carne...

Unió sus manos como si estuviera orando a un dios, el castaño la miro levantando una ceja con una sonrisa, quizas puesa darle esa carne que aun tenia procesada y guardada especialmente para ella, le acaricio la cabeza con suavidad haciendo que la mujer levante la mirada y observara que el la miraba con dulzura, eso la calmo un poco con respecto a una regañada.

—de acuerdo, te daré de comer carne hoy de almuerzo, de hecho, te preparare esa carne especial que hice hace unos días y te encantó, por mi no hay problema.

—me gusta la idea...-diría un tanto nerviosa- pero ¿mi pierna? -otra vez queria ver si hacia algo al respecto, quizas ese dia habia amanecido de un buen genio-

—tranquila, mañana estara casi como nueva, sin esas marcas de hueso roto, ¿como me pagaras esto?

—yo...-no lo había pensado- yo...le daré un masaje especial...

—¿un masaje?

—he notado que últimamente esta muy cansado, y pensandolo bien, usted necesita relajarse, soy muy buena haciendo masajes.

—si tienes razón, ultimamente han habido muchos suicidas estos últimos días, he visto como llegan a caerse del edificio de enfrente en plena transmisión, pero uno se acostumbra, los precios esta subiendo muy rápido, solo los afortunados podemos estar estables hasta ahora, ja ja ja, tantos huérfanos hay en la calle ahora, como abandonan a los nilos no deseados.

Lo dijo como si fuera lo mas normal del mundo, Charlotte apartó la mirada tratando de procesar esa información del exterior, parecía un completo caos ahí afuera, pero era mejor que vivir ahí con ese loco que se habia obsesionado con ella por unas tonterías, ella solo hacia su trabajo en un dia normal y aceptar ina salida como cualquier chica, pensando en aquello, no notó que el castaño se levantó de la mesa y se había ido a la puerta inicial, se coloco su abrigo café oscuro y su boina para abrir la puerta y regresar a mirar a la chica.

—regresare, ¿necesitas que te traiga algo?

—¿puede traer un poco de medicina?

En realidad queria llamar a su familia para que la busquen, eso quizas le de algo de tiempo antes aue regrese, el castaño asintió para salir del lugar asegurando la puerta, se acomodo mejor su abrigo y salio camino a un tranvía para ir a la estacion de radio, en el camino observó como muchas personas transitaban las calles como de costumbre, con la diferencia es que el banco estaba lleno en su totalidad, hace poco empezaron a hacer prestamos pequeños, algo que ayudo a los mas necesitados, y los impuestos subieron en toda la ciudad, pero nada que ver, pasaba casi siempre, solo que esta vez fue una bomba, debido a que el banco no da prestamos a las personas de bajos recursos como los que lustran las botas o venden víveres en los mercados.

Obsesión [Charlie x Alastor] [CHARLASTOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora