Charlotte corría con inmensa alegría por las calles de Nueva Orleans, tal y como dijo, iría temprano a su nuevo trabajo, se había despertado temprano y en la noche había practicado un poco él bordado, miraba a varia smujeres con sus atuendos extravagantes y a su lado hombres de igual manera, no le importó, y ya queria llegar a la bella tienda de sombreros de ka señorita Rosie, llegó a la estación de tranvías y agarró él que le correspondía para poder irse finalmente a su destino, mientras tanto, un joven castaño caminaba en dirección del restaurante "Red Roses", pero vaya sorpresa que se llevó al verlo cerrado, se acercó y leyó él letreo que estaba colgado en la puerta.
—abrimos de nuevo en un mes, disculpe las molestias. -terminó de leer y soltó un suspiro pesado, no podría ver a Charlotte ese día, pero ¿en que iba a trabajar?- creo que me quedaré sin desayuno hoy, no tengo problemas.
Retomó él camino a la estación de radio cuando vio pasar él tranvía y a una persona totalmente conocida para él, la dama de cabellos dorados iba sentada y muy feliz en la ventana, él vehículo se fue de la vista del castaño, pero para la desdicha de la joven, él hombre sabia a donde se dirigía aquel tranvía.
—Rosie emporium -susurró una de las sombras mirando a su amo-
—gracias amigo, iremos en él almuerzo -volvió a retomar su camino a su trabajo-
Mientras aquel hombre sonreía con tanta alegría al saber en donde la vería, Charlotte había bajado de aquel tranvía para despedirse del chofer y ir caminando hacia su trabajo, bueno, nuevo trabajo, suspiró de alivio al ver que aún no había abierto, así que se acomodó un poco su corto cabello y tocó la puerta, al inició no escuchó nada, pero después escuchó unos pasos y ver como la puerta se abría dejando ver a la dueña de aquella tienda de elegantes sombreros.
—buenos días, señorita Rosie -saludo amigablemente Charlotte-
—oh, querida, igualmente -le sonrió- ven, pasa, te diré de inmediato lo que tienes que hacer -le abrió paso para que entrara-
—con permiso -algo tímida, la joven entró-
—descuida -cerró la puerta para guiarla a la parte principal de la tienda- bien querida, aquí me acomodarás los sombreros en esa pared y una vez que termines, abres a las 7:00, descuida linda, aun tienes una hora.
—muchas gracias en verdad, ¡no la defraudaré! -fue a recoger los sombreros y con extremo cuidado fue colocándolos en la pared, tenia que dejarlos colgados de manera separada y de diseños diferentes, algo que alegró a Rosie quien la veía con aprobación, después acomodó los sombreros en unos maniquíes para después agarrar una escoba y barrer él piso- disculpe, señorita Rosie.
—oh, querida, dime solo Rosie, por favor -decía agarrando algunos adornos y poniéndolos en un sombrero base- ¿que sucede?
—¿puedo ir a tirar esa basura? -su jefa ladeó la cabeza confundida- la basura que esta debajo de las mesas, creí que escondida.
—eh...-Rosie se quedó muda, su antigua ayudante solía esconder la basura, ahora entendía por que él lugar aveces apesataba- claro que si, por favor.
Charlotte trabajo con mucho empeño ahí, hasta que por fin abrieron él negocio, junto con Rosie atendieron a varias mujeres que venían con sus parejas a elegir sombreros, vaya, la clientela era demaciada, los sombreros se iban, y algunas venían para dejar encargados unos vestidos, claro, después de recoger sus medidas, así fue hasta el medio día, en donde ambas mujeres tomaron un respiro, la clientela había disminuido y pocos entraban, la mayor decidió dejarle hacer unos diseños de sombreros con algunas decoraciones a la mas joven, la mandó a la parte de atrás para que pudiera concentrarse mejor, y vaya que lo había logrado, Charlotte se enfocó en ponerle algunos adornos de manzanas, perlas y lazos, las plumas no eran tanto de su agrado pero hizo lo mejor que pudo, pero algo le ganaba, él hambre, no había podido llevar su almuerzo, y le daba pena pedir a Rosie un poco de tiempo para irse a llevar uno, suspiró derrotada y siguió con su trabajo, hasta que escuchó la campana de la llegada de un nuevo cliente, iba a ir pero escucho la voz de su jefa, así que decidió permanecer en su lado de trabajo, mientras tanto, la mujer mayor estaba atendiendo a un amigo suyo.
—Alastir, vaya, mucho tiempo en él cual no me has visitado -se cruzo de brazos-
—una disculpa por eso, Rosie, he estado algo ocupado, y pude salir un rato del trabajo, en media hora tendré que regresar.
—entiendo ¿quieres algún sombrero? -preguntó en burla y soltando una leve risilla-
—me gustaría uno para mi madre, se lo llevaré de regalo en su cumpleaños la próxima semana -la mujer lo miró con una sonrisa- además, tus sombreros son los nas hermosos, tan hermosos como quien los ha hecho -se acercó a uno y lo tomó para examinarlo- vaya, este diseño me gusta.
—¿verdad que esta hermoso? Lo hizo mi nueva ayudante.
Aquellas palabras aumentaron la sonrisa de él hombre quien atentamente escuchaba las palabras que su amiga le decía con algo de esmero y aprobación, levantó una ceja al escuchar que su bella dama se encontraba allí.
—¿Charlotte esta aquí? -preguntó- me gustaría hablar con ella un momento, por favor Rosie, dile que la espero afuera, a y empacame este sombrero por favor -se lo dio y pago para salir-
Unos minutos bastaron para que Charlotte saliera algo cabizbaja, no podía ver al hombre que tenía en frente.
—vaya querida, no sabia que ya tenías trabajo nuevo.
—e-eso...no es importante.
—no tienes almuerzo ¿verdad?
—de hecho no, pero no tiene por que preocuparse, de verdad, él vestido que me dio es más que suficiente, no quiero nada más.
—lamentablemente te había comprado uno -le mostró una bolsa que contenía un almuerzo- para una hermosa dama, por favor, aceptelo.
—señor Azael, le agradezco su generosidad, en verdad -agarro la bolsa de almuerzo- pero aquí le digo d emanera clara, por favor, escucheme.
—claro cariño, dime.
—no quiero nada con usted, de hecho, podemos ser buenos amigos si gusta, pero no quiero llegar a ser nada más, eso es todo.
Esa respuesta fue lo que casi congeló al castaño, pero lo único que hizo fue sonreír y ladear la cabeza a un lado haciendo sonar los huesos de su cuello, algo que sorprendió a la joven, hablaron un poco acerca de lo que ha pasado pero una vez mas, lo había rechazado como un perro en la calle, se despidieron y él regresó a la estación de radio algo amargado y con una caja de regalo para su madre, pero con su sonrisa de siempre, se sentó y empezó a jugar con un lapicero antes de entrar al aire, faltaban unos minutos para que lo hiciera, así que se dedico a pensar en su dama.
—Charming demon belle, dama como tu no hay querida, eres única en verdad.
La sonrisa en él rostro del hombre se había disminuido un poco al recordar las palabras de aquella dulce joven de nombre Charlotte "no quiero nada con usted" pero de nuevo aumento al recordar que ella en un futuro, no tendrá elección, solo tenia que ser paciente como siempre lo había sido, la presa desprevenida es la mejor, y este cazador, ya tenia una a la vista, sin duda, sera la mejor de todas.
—amigos, ¿aun tenemos carne? -sonrió un vez que leyó él periódico de ese día:
Hombre hallado muerto en un callejón Cerca de la estación de tranvías, su cuerpo se encontró sin los muslos y una parte de la cadera, ¿a donde irían a parar estas partes?
—claro que si. -como siempre, oyó a la sombre en jefe de todas-
Continuará.
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Obsesión [Charlie x Alastor] [CHARLASTOR]
FanficNueva Orleans, Luisiana, 1927. Amor, muchos hablan de amor cuando encuentran a su supuesta media naranja, vamos, no seamos idiotas, todos sabemos que ese estupido sentimiento no existe en realidad, simplemente nos obsesionamos con aquella persona y...