†Capítulo 7†

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—¡lleve su comercio, con las ultimas noticias de Nueva Orleans! ¡llevelo a 0.25! -gritaba un joven castaño en la orilla de la vereda, en su mano derecha alzaba el periódico y en el suelo tenía otros más envueltos, ¿quien era este joven? Pues nada más ni nada menos que Alastor Azael, en su juventud no tenía un trabajo estable, por lo que siempre recorría las calles para tener algo de dinero.

De esa manera no era fácil, a duras penas podía llevar 2.00$ al día, vivía con su madre, la cual trabajaba lavando ropa, quería ayudarla a superar la ruptura con su padre, ese desgraciado, los abandonó por que tenía otra familia con más dinero, los dejó en plena miseria, Alastor lo odiaba por eso, lo poco que ganaba, era suficiente para llevar pan a la mesa, pero un tiempo, su madre cayó enferma, no tenían medicina, solo para algo de comida, el joven en su desesperación, esta vez entraba en los restaurantes ofreciendo los periódicos, pero aun así, no era suficiente.

—miren a quien tenemos aquí -decia un joven casi de la misma edad de Alastor- ¡es el que sacaba las mejores calificaciones! ¡Y el apodaca sonrisitas! -los que lo seguían se burlaron, así que el castaño, solo recogió sus periódicos y trato de irse pero sus ex compañeros de clase se los arrancaron de sus manos-

—¡oigan! ¡regresenmelos! -trato de recuperarlos pero lo detuvieron de los hombros y en frente de él rompieron todos los periódicos y los tiraron a un charco de lodo-

—ahi, los tienes, recogelos -los 4 chocaron sus manos y se fueron de ahí dejando a Alastor totalmente deprimido y con una sonrisa totalmente encogida-

—¿que le diré ahora a mi madre?...

Pasó él día, y no sabía como poder llevarle algo de comida, vio en la calle unas cajas llenas de pan, aprovecho que él panadero estaba distraído atendiendo a clientes y se acercó silenciosamente, agarro un par de pan largo y salió corriendo, pero cuando lo hizo, él panadero lo miró.

—¡hey mocoso! ¡regresa! -gritó y lo siguió, Alastor por la desesperación de poder esconderse, se adentró en un callejón sin salida, y lo único que pudo hacer fue abrazar aquellos trozos de pan que tenía mientras aquel panadero trataba de quitárselos, le daba golpes en la cabeza o trataba de abrirle los brazos, hasta que una voz los interrumpió.

—caballero, deje al joven en paz, yo pagaré ese pan -un hombre de elegante vestir miraba la escena desde el inicio del callejón-

—no es necesario mi buen señor, ¡este mocoso tiene que pagarlo si quiere comerlo! -le dio otro golpe en la cabeza-

—he dicho, que lo pagaré yo -con su bastón golpeó en suelo alertando al panadero, quien solto un gruñido y dejó a Alastor en paz para cobrarle a aquel señor e irse de ahí- jovencito -se acercó al castaño, quien abrazo más los panes contra él- tranquilo, el pan es todo tuyo.

—...

—estas asustado, lo sé, ¿tienes trabajo estable?

—que le importa...-miró a otro lado-

—te tengo un trato.

—¿eh?

—mira jovencito, yo trabajo en la estación de radio, soy el líder de aquel lugar, y me hace falta buenos locutores, no las mierdas que tengo intentando hacerlo, te he visto, como vas por las calles vendiendo ese papel con letras que a duras penas te dan para comer -señaló los panes- eres increible, hablas fluidamente en público.

—¿a que quiere llegar?

—quiero que trabajes para mi, tu sueldo al inició será básico, pero mientras más te vea desenvolverte en el micrófono, veremos si subes tus ganancias, entonces ¿es un trato?

Obsesión [Charlie x Alastor] [CHARLASTOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora