Obsesión [Charlie x Alastor] [CHARLASTOR]

†Capítulo 4†

—¡Buenos días mi preciosa Nueva Orleans¡ aquí su fiel locutor Alastor para traerles las noticias más recientes además de unas músicas de Jazz muy nuevas y increibles para bailar entre parejas, en fin, hoy no hay carta, debido a que hay muchas noticias importantes pero tal vez muy pronto las vuelva a leer señoritas, primera noticia del día...

—"el asesinato que se dio hace unos días hace que las personas vayan a sus hogares más temprano, la policía hace de todo lo que tiene en sus manos para calmar al pequeño pueblo en él que vivimos" -se escuchaba por la radio la clara voz del locutor-

Charlie sonrió al volver a escucharlo mientras seguía en su trabajo de camarera, atendía felizmente ese día, algo raro según sus compañeros.

—hoy te ves muy feliz Charlie -su compañera le puso los platos en la bandeja de Charlie-

—y no sabes cuanto Celine, ayer fue una de mis noches favoritas -fue a entregar la orden- aquí tiene, su servilleta y cubiertos

—gracias señorita, también quiero una porción de Beignets.

—claro, Celine, ¡tu especialidad! -su compañera asintió y comenzó a prepararlos-

Charlie al ver que la mayoría de clientes ya habian sido atendidos sueños fue a escuchar mejor la radio, soltó un suspiro de cabsansio al escuchar como de ese aparato solo salía música de Jazz, sacó su libreta para volver a ver la firma de su celebridad favorita, la guardó al escuchar entrar a mas clientes, recogio el postre que Celine ya había preparado y se fue a dejarlo a la mesa, y fue a atender a los nuevos clientes llevándolos a sus mesas.

—¡hey muñeca! Ya ni reconoces ¿no?

—¡vaya Anthony!, con esa ropa elegante no te reconocería jajaja, oh, ¡hola Molly! -se abrazaba entre ellas-

—Charlie, ¿como has estado?

—Bien, ¿que tal las cosas en Nueva York? -les dio los menús-

—todo normal -contestó él más alto- pero ya me canse de esa vida citadina, todos son muy aburridos, hechos los elegantes.

Los tres rieron, los jovenes pidieron simplemente café y la rubia se los sirvió, por otro lado, cierto locutor leía un periódico dejando fluir la música de Jazz, no había mucho de que hablar, así que simplemente se dedicó a la lectura, como siempre con su típica sonrisa, sus compañeros le dieron la señal para que quiten las musicas y que se despidiera, ¿tan rápido paso él tiempo? Miró él reloj y ya eran las 6:00 pm, desactivó la música y volvió a hablar.

—Hasta aquí llegamos él día de hoy mis amigos, ¡mañana volverán los chistes y las cartas! Linda noche, cuidense, que no aparezca nada inesperado y sigan sintonizados...-salió del aire para estirarse en su silla y volverlo a hacer al pararse-

—¿estas cansado amigo? Pero si solo pusiste jazz todo él día -se burló su compañero cortando cualquier transmisión de la estación de radio.

—lo que me canse o no, no es asunto tuyo -se colocó su saco rojizo y salió de su oficina- hasta mañana -se despidió del que estaba a cargo de la entrada-

—Hasta mañana Alastor, cuidado de camino a casa.

—to tendre en cuenta mi amigo -hizo un ademán con su mano saliendo de la estación de radio- hm..."Cafetería Red Roses" veamos que tiene para ofrecerme -cambió su rumbo, ahora se encontraba caminando hacia la cafetería que había mencionada, pero vaya sorpresa, esta estaba cerrando, pero divisó a aquella dama que hospedó en su casa la noche anterior, sonrió más y la siguió a una distancia prudente, noto que se dirigía al mercado, seguramente para llevar algo de comida para su casa, recordó que el tampoco tenía sus víveres, así que su encuentro sería pura " casualidad", así que sin mas preámbulos tambien fue a comprar lo que necesitaba por su lado, compró un poco de pan, verduras, frutas, arroz y carne, los tenía agarrados en un brazo en aquella bolsa de papel, notó que la señorita Charlotte se alejaba, pero con una pequeña bolsa a comparación de la de él, una dama comprando poco era raro, la siguió pero se detuvo en seco al ver como varias mujeres con vestidos mas relucientes aparecido delante de ella, no alcanzó a escuchar lo que le decían, pero lo que vio hizo que le dieran unas inmensas ganas de golpearlas, pero debía ser caballeroso, que un hombre golpee a una dama era mal visto, habían empujado a Charlie haciendo que ella y sus pocas compras caigan al suelo, llevaba solo dos cosas de cada verdura, seguramente vivía sola.