Capítulo 7

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Kotoha despertó y se sintió un poco rara al darse cuenta de que estaba en la cama de Doma, y no sólo eso, podía sentir que éste la estaba abrazando.

Intentó sentarse pero sintió cómo éste la acercaba más a él, obligándola a quedarse acostada.

—Quédate conmigo un rato más —Le susurró. Kotoha se dio cuenta de que Doma estaba despierto.

—Oye, tú siempre te despiertas temprano, ¿Qué te pasó? —Kotoha se movió para quedar frente a él y lo vio con los ojos cerrados, intentaba dormirse.

—Fue una noche larga —Ella no entendió eso, pero supuso que Doma no había dormido nada. Le dio un beso para intentar despertarlo, pero éste sólo la tomó por la nuca mientras procedía a besarla con más pasión—. ¿No me digas que quieres hacer esto de nuevo?

—¡No! —Exclamó Kotoha entre risas. Doma le sonrió y apoyó su frente de la de ella—. Déjame descansar un poco, la verdad tienes mucha energía.

—¿Tú crees? —Y la besó en el cuello, haciendo que ésta se riera—. Y eso que me contuve, imagínate si hubiese usado toda mi fuerza, seguro no podrías ni levantarte —Kotoha se sonrojó ante su comentario, tratando de pensar en algo que no fuera Doma, pero se le hacía imposible.

Luego escuchó un leve llanto de bebé, así que se dio cuenta de que Inosuke había despertado.

—Tengo que ir a atender a Inosuke, parece que ya despertó —Kotoha se levantó de golpe y se colocó su ropa rápidamente para ir a ver a su bebé. Doma sólo la observó irse, después de todo, estaba cansado por culpa de Akaza.

Intentó dormir pero no pudo hacerlo, y justo cuando estuvo cerca de ello, Kotoha regresó con Inosuke en brazos, ya se había arreglado y ya había atendido al bebé.

—¿Por qué la sala está vuelta un desastre? —Doma abrió los ojos con amargura, quería dormir y Kotoha no lo iba a dejar.

—Vino una visita indeseada —Habló Doma entre dientes. Kotoha no entendió por qué era indeseada.

—¿Quién? —Doma quería gritar pero no lo hizo, sólo se cubrió la cara con la almohada.

—Akaza —Eso sin duda la sorprendió, ella pensaba que Akaza había muerto—. Pero... —Y se quitó la almohada para mirarla a la cara—. Ahora que estás despierta, ¿Podrías hacerme el favor de ayudarme con la limpieza? —Pero Kotoha lo miró seriamente—. Por favor.

—Yo no hice el desastre, así que vas a ayudarme —Y eso sin duda lo puso mal.

A veces te odio, Kotoha —Pensó Doma para sí mismo, el cual tuvo que levantarse para arreglar el templo.

Pasaron todo el día limpiando el lugar y Kotoha encontró una sala interesante que parecía tener siglos que no se abría, era como un depósito y tenía guardado cosas que ya no se usaban.

Ella se encargó de quitar el polvo y las telarañas, pero luego logró ver algo que llamó su atención. Se trataba de un libro, no sabía lo que contenía pero decidió abrirlo de todos modos.

En él se encontraban unos registros con fechas, decía el número de fieles que asistió aquel día y las ofrendas que trajeron. La fecha sin duda le asustó.

Databa de hace más de 200 años.

En él aparecía el nombre de Doma como líder del culto, así que si eso era así, el sujeto le había dicho la verdad.

¿Pero y si no era una deidad sino un demonio?

Fue a dejar el libro en su lugar y sin querer movió algo pesado, no sabía lo que era pero cuando lo vio, recordó sus recurrentes pesadillas y la finalidad para la cual había sido usado aquel objeto.

Tortura imperceptibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora