Capítulo 9

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Al día siguiente todo surgió tranquilamente, estaban arreglando el templo para recibir a los fieles que vendrían para la noche, Kotoha no había vuelto a percibir el olor a sangre en la sala de encuentros religiosos y eso le extrañó, no sabía por qué lo había percibido pero ya no estaba, el ambiente se sentía normal.

Y Doma se veía sorprendentemente bien, se había mejorado sin necesitar medicina, e incluso, parecía tener más energías.

Lo único que notaba es que el sujeto siempre se negaba a comer lo que ella preparaba, no sabía la razón pero luego la comida que le había dejado desaparecía, al igual que varios platos, eso se le hacía extraño.

Ya para la noche todo transcurrió normal, ella decidió asistir a la reunión pese a que a Inosuke le aburrían, pero tenía que ver qué hacía Doma, si le incomodaba su presencia o si de lo contrario, se mostraba tranquilo. Resultó que a éste ni le inmutó, le habló a sus fieles tranquilamente y luego de terminada la reunión, todos se fueron y nadie murió, como si todo fuera normal.

Ya para cuando todos abandonaron el templo, Kotoha se quedó sola con Inosuke y Doma, observando su reacción. El sujeto se veía tranquilo y bastante alegre.

—Te extrañaba en las reuniones —Fue lo que le dijo, acercándosele y cargándola para luego quedar ambos sentados juntos, con ella sobre sus piernas.

Luego le dio un beso en la mejilla, lo que hizo que ella se sonrojara. Al parecer no lucía molesto con su presencia.

O eso era lo que quería hacerle pensar.

—Pensé que te daba igual si estaba o no —Le dijo eso para ver cómo reaccionaba, si se sorprendía o se molestaba si llegase a verse descubierto, pero no, Doma sólo la abrazó con más fuerza, apoyando su cabeza de la suya.

—Claro que no, eres mi familia y que estés conmigo en lo que hago me hace sentir feliz —Kotoha no se esperaba esa respuesta, la verdad era tan extraño, como si aquel sujeto sádico que veía en sus pesadillas no fuese real, sino sólo producto de sus miedos, pero le parecía extraño, había algo raro con todo eso, pero Doma era bueno para ocultarlo.

Pero claro, aquellas palabras sólo eran una mentira, Doma no sentía nada al tenerla de compañía, pero no quería que ella se diera cuenta de su enfermedad, quería que pensara que sí le importaba, que eran familia.

Y por un momento, hasta él mismo llegó a creérselo.

Sintió cómo Kotoha le tocaba una de sus mejillas, notando que el sujeto era sorprendentemente suave, pero frío, seguía siendo frío, y eso se le hacía raro.

—¿Por qué eres tan frío?, no emanas calor como cualquier otro ser vivo —Quería que Doma al menos le explicara eso, pero éste pareció sorprendido al notar el cambio de conversación tan repentino.

—Yo... —Pero Doma jamás había sentido calor ni frío, así que no sabía diferenciar ambas cosas—. La verdad siempre me he sentido así —Se llevó una mano a la mano de Kotoha que estaba en su cara para ver si al menos podía notar si era cálida pero no notaba diferencia. Kotoha se dio cuenta de eso.

—¿Tienes problemas para percibir la temperatura corporal? —Fue su pregunta.

Doma la miró con sorpresa, pero con cierta seriedad, tanto que hasta Inosuke lo sintió, el cual empezó a incomodarse por ello y a soltar quejidos para que su madre lo llevara para otro lado. Kotoha se dio cuenta del cambio en su semblante, Doma estaba molesto.

—No, claro que no —Mintió, era obvio, hasta ella lo sintió, sonó diferente, como si le incomodara hablar de ello—. Creo que tu bebé está incómodo, ¿Será que tiene hambre? —E intentó distraerla una vez más. Kotoha decidió que lo mejor no era meterse en problemas y fue a prepararle algo de comer a Inosuke. Ni siquiera se despidió de Doma.

Tortura imperceptibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora