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Un olor familiar y a la vez extraño me llega en cuanto me despierto

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Un olor familiar y a la vez extraño me llega en cuanto me despierto. Familiar porque lo he percibido antes, y extraño porque no pertenece a mi casa, y mucho menos a mi cama. Sin abrir los ojos, olisqueo ligeramente mi almohada y lo distingo con más claridad: una colonia cara y tabaco, mezcla que puede parecer desagradable pero que, extrañamente, me fascina. Solo conozco a una persona que desprenda dicho olor y una vez mi cerebro hace la conexión, abro los ojos de inmediato con el corazón latiéndome a mil por hora.

Ace Hale.

Una vez abro los ojos, espero encontrarme ese cuerpo espectacular tumbado a mi lado, rezando porque, por lo menos, esté vestido, pero para mi sorpresa, a mi lado no hay nadie. Este hallazgo provoca una mezcla de sentimientos en mi interior, y algunos me sorprenden. La sensación mayoritaria es de alivio, obviamente. No recuerdo mucho de la noche de ayer, pero si me hubiera acostado con Ace, no me lo hubiera perdonado nunca y me declararía abstemia para siempre. Por otro lado, mi instinto más primario no puede evitar lamentarlo un poco, ya que mentiría si dijera que no me he imaginado esa escena en mi cabeza alguna vez. Tampoco es nada sorprendente, simplemente se debe a que Ace está bastante lejos de ser feo y una no es ciega ni tonta. No tiene por qué caerte bien alguien para apreciar su exterior, no hay más que ver mi relación con Travis.

Ahora bien, ¿qué demonios pasó anoche?

Cierro los ojos en un intento de recordar algo, que se ve fracasado inmediatamente por el dolor de cabeza propio de la resaca. Tomo las medidas para paliarlo al instante al tomarme un Ibuprofeno, tratando de rememorar la noche de anoche una vez empieza a hacer efecto.

Lo primero que recuerdo son las manos de Travis sobre mi cuerpo, un tacto que yo ni había pedido ni deseaba en ese momento. Recuerdo con desagrado cómo yo trataba de apartarle de mí sin ningún éxito hasta que, de repente, salió prácticamente volando hacia atrás como si hubiera sido directamente empujado por la mano de Dios. Apenas un segundo después, el rostro de Ace aparece en mis recuerdos y la sensación de alivio que su presencia y posteriores palabras me causaron vuelven a invadir mi cuerpo.

Ace me salvó de algo que me da miedo incluso solo pensarlo y no solo eso, sino que me llevó en brazos hasta mi casa, gritándoles a todos que dejaran de mirarme ya que yo solo sentía que me quería morir. Una vez en casa, me desmaquilló y me ofreció quedarse conmigo, a lo cual yo no solo accedí, sino que le invité a tumbarse conmigo bajo las sábanas.

Recordando por fin todo lo que sucedió anoche, mis mejillas se colorean de rosa ante mis acciones cuando estaba ebria. No me arrepiento en absoluto de haberle pedido a Ace que se quedase conmigo ahora que recuerdo todo lo que ocurrió, pero me avergüenza lo que él pudiera pensar de todo lo que hice y dije. No estaba pensando con claridad en ese momento, ni mucho menos, por múltiples factores, y Ace y yo no estamos en los mejores términos, así que no tengo ni la menor idea de cómo se pudo tomar todo lo que pasó.

Doy un suspiro y por segunda vez esa mañana doy gracias al cielo por haberme despertado sola. No podría enfrentarme a Ace riéndose de mí por mi comportamiento después de todo lo que sucedió ayer, así que no arriesgarse a esa posibilidad ha sido probablemente lo mejor.

Serendipia {Trilogía Inefable #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora