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La pequeña llama proveniente de mi mechero prende el final del cigarro, al que doy una larga calada antes de expulsar el humo con un suspiro relajado

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La pequeña llama proveniente de mi mechero prende el final del cigarro, al que doy una larga calada antes de expulsar el humo con un suspiro relajado. Una mano tatuada me lo arrebata de las manos, haciéndome soltar una suave risa.

—Tal vez lo que voy a decir suene tóxico, pero si esta es tu forma de solucionar los problemas conmigo, igual me conviene cabrearte más a menudo.

El comentario de Ace viene acompañado por esa risa que tanto amo, expulsando el humo entre sus dientes expuestos por su brillante sonrisa. Le doy un golpe juguetón en el torso, riendo con él mientras me acurruco más entre sus brazos.

—No te conviene cabrearme, así que ten mucho cuidado con lo que haces —aviso medio en broma antes de girar la cabeza para mirarle—. Tenemos que hablar de lo que ha pasado. Que hayamos aliviado tensiones no significa que el problema haya desaparecido.

Aprovecho que Ace se incorpora ligeramente para apoyar mi cabeza sobre su muslo, mirándole desde abajo mientras compartimos el cigarrillo. Tal vez siga enfadada con él, pero lo que acabamos de hacer me hace pensar que está abierto a hablar sobre ello, incluso a disculparse. Lo tengo por seguro es que gritándonos el uno al otro, sin dejarnos tan siquiera explicar nuestros puntos de vista, no vamos a llegar a ninguna parte.

—Cielo, te voy a ser completamente sincero, ¿vale? —me dice con suavidad, acariciando mi mejilla—. Te dije lo que te dije porque lo pensaba, aunque me arrepiento de las formas que utilicé. No debería haberte gritado ni dicho las cosas de una manera tan agresiva, pero me ponía muy nervioso la perspectiva de que te pusieras en peligro tan a la ligera. Eso es lo que me hizo ser tan intenso y vehemente al decirlo.

—Ace, no me estaba poniendo en peligro. Si me hubieras dejado hablar, te hubiera dicho que ya había participado en varias carreras antes y no soy precisamente mala, como ya habrás visto. Además, ¿no te parece injusto que tú puedas participar y, como acabas de decir, ponerte en peligro, pero yo no pueda hacer lo mismo?

—No me negarás que Travis está más asustado de mí que de ti. De hecho, no hay más que ver contra quién fue una vez empezó la carrera.

—A ver, no vayas de subidito que si Travis vino a por mí fue porque iba en primer lugar, no por otra cosa —bufo aprovechando que he dado una calada para echarle el humo en la cara—. Además, vale, digamos que ese indeseable te tiene más miedo a ti y todo lo que dices es cierto: entonces, ¿por qué te pusiste hecho un basilisco? Igual si me hubieras tratado de convencer de una manera más tranquila, habría entendido tu punto de vista.

—¿Pero sigues sin entender por qué dije lo que dije y pienso así?

Mis ojos se encuentran con los suyos casi al instante, buscando en ellos sinceridad y buena voluntad. Si bien es verdad que no entiendo su postura, necesito cerciorarme de que su opinión viene desde un punto sano y no desde la toxicidad. Ace me devuelve la mirada con la preocupación pintada en el rostro, mostrando que realmente lo decía por mi bien. A pesar de eso, tengo que dejarle claro que no tiene ningún derecho a limitar lo que puedo o no puedo hacer, por mucho que haya una buena razón detrás de ese comportamiento.

Serendipia {Trilogía Inefable #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora