La chica fue acompañada por Mattheo hasta llegar al despacho de Snape, desde ahí llegarían a la mansión Riddle de una buena vez y así acabar con todo rápidamente, o eso quería la Russo.
Una vez que llegaron allí, ella observó que todo era mucho más obscuro, sintió un gran frío por lo que tomó su chaqueta de punto de la mano de Mattheo y colocársela a la par que observaba a los carroñeros trabajar y algunos mortífagos andar por ahí.
—Tengo miedo— le confesó la chica en un susurro, sin apartar la mirada de ninguno de los hombres que los miraban fijamente. Él la tomó de la mano para comenzar a caminar.
—Estáte tranquila, nadie te va a hacer nada mientras vayas conmigo— la prometió con un tono frío y calculador que, desde que todo esto comenzó, no había vuelto a utilizar con ella.
—Bien— asintió ella apretando la mano del chico para que no la suelte en ningún momento.
Entraron a la casa y se cruzaron con Tom, él observó el agarre de sus manos con desagrado antes de hacerles una seña para ir al salón donde Lord Voldemort les esperaba.
—Padre— saludaron Mattheo y Tom a la vez nada más entrar al salón.
Voldemort miró únicamente a la chica, haciendo que ella sienta un escalofrío a la par que apretaba aún más fuerte la mano del chico.
—Veo que finalmente has decidido venir aquí, Tom ya me ha comentado sobre vuestra relación y quiero que sepas que lo acepto sin problemas alguno— dijo el ser obscuro dándola la bienvenida. Se levantó para caminar cerca de ella haciendo que Mattheo la ponga tras él para protegerla.— Tranquilo, Mattheo, no la voy a hacer nada— le tranquilizó para hacer que la saque de detrás de él.— Bienvenida a la familia, Aryana, tu padre va a estar muy orgulloso de que hayas venido aquí de la mano de mi hijos— la saludó con una sonrisa.
Ella frunció el ceño mientras tragaba en seco, la presencia del mago obscuro era inquietante.— ¿Mi padre?— Cuestionó con confusión.
—Tu padre lleva años sirviéndome, ha sido uno de mis mejores mortífagos y cuando descubrí de tus poderes estuve encantado de algún día tenerte por la mansión— comentó Voldemort yendo a sentarse de nuevo.— Ahora que estás saliendo con mi hijo, creo que es buen momento para que comiencen a preparar la boda para éste verano— sonrió con frialdad. Ella sintió un escalofrío recorriendo su columna nuevamente.
Aryana no podía quitar el miedo de su cuerpo, ya había soltado la mano de Mattheo lo que la dejaba un gran vacío en su cuerpo, viéndose obligada a apretar su propia mano en busca de consuelo.
—¿Cómo que boda?— Cuestionó mirando al gran mago y luego a Mattheo y a Tom. Ninguno de los dos adolescentes decía nada, mantenían sus miradas fijas en su padre.
—Sí, bueno— murmuró el mago—, tu padre y yo cuando supe de tus poderes llegamos a un acuerdo para que te cases con uno de mis hijos, ahora que estás saliendo con Mattheo te vas a casar con él— la relató. Aryana se quedó helada ante la noticia.
El silencio era inquietante para todos, ella no sabía qué decir, ni si quiera cómo reaccionar. Mattheo tomó la palabra por ella pidiendo un momento para poder hablar con ella a solas.
—Ary, te juro que ni si quiera yo sabía sobre esto— la dijo mientras ella estaba jugando con los anillos de la mano izquierda del chico. Ella asintió algo desconcertada, no por el simple hecho de lo de la boda, sino por lo de su padre.
—No tenía ni idea de que mi padre trabajase para el tuyo— murmuró pensativa—, he pasado toda la vida creyendo que mi padre estaba de parte de los buenos y que nunca mató a nadie, pero no, incluso mi padre me ha mentido— dijo ella, comenzando a derrochar lágrimas.
—Nunca podemos confiar en nadie, cariño— la susurró mientras pasaba un brazo por sus hombros para abrazarla—, ahora tienes que mostrarte fuerte y fría, vas a ser la próxima señora Riddle— concluyó mirándola con orgullo.
—Mattheo, no sé si quiero casarme tan pronto, a penas tenemos diecisiete años, debemos de acabar los estudios— murmuró la Russo con su mirada posada en el suelo, el miedo que tenía por ponerse en esa situación era demasiado.
—No va a ir nada fuera de lo normal, el año que viene iremos casados a Hogwarts y terminaremos los estudios, bueno quizás solamente tú no sé los planes que tenga mi padre para mí— trató de persuadirla con una sonrisa encantadora, totalmente distinta a la que le solía dar en la escuela—, vamos a ser felices aquí en la mansión, nosotros dos solos— la susurró.
—¿Nosotros dos solos? ¿Aquí?— Preguntó ella, la confusión cada vez era mayor según la iban hablando más y más.
—Padre me ha dicho que para el año que viene él se habrá ido lejos de aquí y Tom ya estará casado también, entre Tom y yo hemos llegado a la conclusión de que seré yo quién me quede con ésta casa, o al menos durante un tiempo— la explicó. Ella giró su rostro para admirar la mansión.
—No sé si me veo viviendo en ésta mansión, es muy obscura y no sé, se respira mucha maldad— murmuró ella negativamente, intentando ser suave para evitar que el chico se moleste.
—Podremos estar aquí poco tiempo, unos meses, y luego nos iremos a otra mansión— ofreció el Riddle.
Ella meditó las posibles opciones que tenía, había entrado a la boca del lobo y no podría salir.— ¿Llevas años molestándome para tenerme cerca de ti?— Le preguntó la chica, él sonrió encendiendo un cigarro.
—Exactamente— asintió—, pero nunca pude ser amable contigo porque simplemente no sabía serlo, por ello mi hermano y yo comenzamos a molestarte y de esa manera estabas cerca de nosotros— la confesó para luego dar una suave calada a su cigarro.
La chica tomó la caja de tabaco de su futuro esposo y encendió un cigarro con el de él, dio una larga calada y dejó que el humo saliera por sus fosas nasales con una sonrisa en sus labios.
—Toda la vida he creído que me odiabas con toda tu alma, nunca supuse que detrás de tus acciones buscabas ser amable y mantenerme a tu lado— dijo ella con una cálida sonrisa.
—Ni si quiera yo imaginé estar sentado junto a ti en el jardín de mi casa hablando sobre esto— respondió él. Ahora Aryana estaba comenzando a ver un lado del chico que desconocía por completo, un lado que nunca nadie había visto de él.
—Me sorprende que estés siendo amable conmigo, más que en unos meses nos vayamos a casar— exhaló ella cerrando sus ojos y manteniendo su sonrisa.— ¿Sabes? Nunca he querido tenerte a mi lado, pero ahora mismo no quiero que te separes— le confesó ésta vez ella a él.
Mattheo la miró con un extraño brillo en sus ojos, algo dentro de él comenzaba a removerse, pero no quería permitir sentirse así.
—Ya te lo dije, cariño, éste año iba a ser muy distinto a los otros— sonrió antes de volver a besarla.
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𝐓𝐨𝐱𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.
Fanfiction"Todo esto comenzó siendo una mentira, y ahora es una realidad."