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La mañana se presentó calurosa en el castillo de Hogwarts. Los alumnos aprovecharon para poner en uso su ropa veraniega.
—¡Malfoy, la puta luz!— Bramó Aryana Russo, el chico había irrumpido su habitación de un momento a otro para despertar a su amiga.
—Venga, Aryana— alentó Draco tirando del brazo de la chica—, no querrás llegar tarde al desayuno, sabes que las tostadas de mermelada de fresa huelan— la chantajeó, ella sonrió contra la almohada antes de irse a duchar.
Trató de tardar lo menos posible, prácticamente corrió por los pasillos para llegar cuanto antes del gran comedor, dejando atrás al rubio que la gritaba a sus espaldas para que la esperase.
—Al fin, joder— suspiró Blaise mirando a la italiana—, ¿y la rubia?— La preguntó. Para ella no pasó de desapercibido el simple hecho de que los hermanos Riddle se encontraban sentados con el moreno.
—No lo sé, le llevaba detrás en los pasillos— murmuró tomando asiento frente a ellos tres.— Por lo menos quedan tostadas— exhaló sonriente por su comida mañanera favorita.
—Oye, ¿te has enterado de que Cedric se ha follado a Pansy?— La preguntó Theodore Nott llegando al lado de la chica. Ella frunció el ceño.
Cedric Diggory era el ex-novio de Aryana, tras su ruptura ella arrasó con todos los Hufflepuffs en venganza por la actitud del chico.
—No, no lo sabía— negó ella ciertamente aturdida por la inesperada noticia.
—Es lo que pasa cuando vas de puta, que la vida te lo devuelve— sonrió con maldad Mattheo Riddle.
Era un hecho que Aryana Russo era la enemiga natural de los hermanos Riddle. Nunca se llevaron bien, desde el primer día declararon una guerra que persistía hasta el día de hoy.
—Será que soy la única que disfruta ampliamente de su sexualidad— sonrió Ayana de vuelta con falsedad. Ignoró por completo la mirada asesina de Mattheo cuando su vista fue hacia Draco.
—¿Ya te cansaste de correr?— La preguntó Malfoy irónicamente. Ella le sonrió.
—Ciertamente me cansé después de dos segundos corriendo— rió la Russo mirando cómo su amigo tomaba asiento junto a ella.
—El fumar— dijo Blaise con obviedad—, eso te afecta mucho— añadió asintiendo a la par que mojaba sus galletas en su colacao.
—Ya no fumo tanto, Blaise— dijo ella con tono de reproche.— ¿Qué hay a primera?— Preguntó llevándose a la boca la tostada que residía hace un rato en su plato.
—Historia de la magia, con Ravenclaw— respondió Theodore mirando el perfecto perfil de la chica.
Los ojos verdosos de la Russo vagaron hasta la mirada que llevaba rato incomodándola, cruzándose con la de Cedric. Ella rodó los ojos ante la mirada suplicante del chico.
