Llegó la hora en que Aryana debía ir junto a Cedric, ella se presentó, pero no quiso ir junto al chico a Hogsmade. Ella se lo trató de decir de la mejor forma posible para evita que él se enfadase, pero el chico lo comprendió fácilmente.
—Has hecho lo mejor, cariño— calmó Malfoy acariciando la cabeza de la chica.
Se encontraban en la sala común, ella estaba recostada sobre el sofá con su cabeza recostada sobre el regazo del rubio. Blaise estaba en uno de los sillones, mientras que Mattheo y Tom se sentaban en uno de los sofás.
—Eso es cierto— sonrió Blaise estirando su brazo para palmear la pierna de la chica.
Mattheo miró la escena con sorna, burlándose de la chica. Ella se percató y le miró con reproche.
—En fin, problemas de enamorados que a nadie les interesa— comentó Tom pasando la página en su libro sin levantar la mirada.
—¿Por qué no te vas, Riddle?— Escupió Aryana mirándole de mala manera.
—Porque es una sala común en la cual podemos estar tanto tiempo como queramos— respondió Tom, sorprendentemente su tono no fue ofensivo.
—Pues si tienes pensado estar aquí cállate— resopló Aryana recolocándose sobre su amigo.
—Parece que la pequeña Russo saca sus garras, ¿no?— Se burló Mattheo, interviniendo por primera vez en todo ese tiempo.
—Joder— rugió ella, harta de los dos hermanos que tantos años llevaban molestándola diariamente.— Me voy— suspiró levantándose.
Se fue directamente a su habitación para descansar un rato de los hermanos Riddle. Ella se sentía tan mal cuando ellos hacía pequeños comentarios mezquinos, pero no mostraba el mal que le hacían.
—Aryana Russo huyendo de sus problemas, que raro— suspiró Tom a la espalda de la chica. Ella se dio la vuelta, sorprendida porque la llamase por su nombre y no por el calificativo despectivo por el que acostumbraba a llamarla.
—Riddle, déjame en paz, por favor— suplicó ella en un suspiro intranquilo. Tom carcajeó amargamente.
—¿O qué?— Jugó él, acechándola. Se acercó a ella para acorralarla contra la pared, ella respiró agitadamente ante la acción del chico frente a ella.— Creo que no eres capaz de hacer absolutamente nada contra mí— sonrió con maldad.
—Incendia— susurró ella, una sonrisa mezquina en su rostro mientras un aro de fuego les rodeaba, acercándose más al chico que a ella.— Creo que ahora eres tú quién no tiene nada que hacer contra mí— dijo con una sonrisa victoriosa.
—Estate quieta, niñata— escupió él, pegando su cuerpo a ella para evitar que el fuego le quemase.
—¿O qué?— Se burló ella, él frunció el ceño para luego hacer que una pequeña oleada de agua apagara el fuego.— No tienes absolutamente nada que hace contra mí, ni ahora ni nunca— la advirtió, ella tragó en seco.
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𝐓𝐨𝐱𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.
Fanfic"Todo esto comenzó siendo una mentira, y ahora es una realidad."