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La ceremonia seguía igual que antes, toda la atención centrada únicamente en la nueva pareja, que aunque todo fuera un simple montaje formado por Mattheo para evitar los malos comentarios acerca de la chica actuaban como tal.
Ella quería salir de ahí y huir bien lejos del mundo mágico por un tiempo, al menos hasta que todo fuera mejor y se quede en el olvido.
—Mattheo, ¿por qué todos están haciendo un círculo?— Preguntó la chica mirando a su alrededor.
—Es el momento— avisó Voldemort a su hijo, el chico ignoró por completo la pregunta de la italiana.
Voldemort tomó por la muñeca a la chica para llevarla hacia el centro donde Mattheo ya la esperaba mirándola fijamente.
—Aryana Russo, ¿quisieras ser mi esposa?— Cuestionó el chico, arrodillándose frente a ella abriendo una caja con un anillo en su interior.
Ella miró sorprendida al chico arrodillado frente a ella, miró a Voldemort y luego a su padre para volver su vista a Mattheo.
—Sí, sí quiero— asintió ella rápidamente con una sonrisa nerviosa, mientras él la colocaba el anillo.
Algo comenzó a ir mal, haciendo que el suelo comenzara a temblar, todos miraron con miedo la situación. Ella miro a Mattheo y él la abrazó para evitar que la ocurriera algo.
—Padre, ¿qué esta pasando?— Preguntó Tom, notablemente preocupado, a su padre. Voldemort frunció el ceño mirándolo todo.
Un dragón hizo acto de presencia interrumpiendo el precioso momento que estaban teniendo la pareja, el animal místico hizo que una gran mayoría de la casa se destruyera.
—¡Aryana!— La llamó su padre preocupado por el bienestar de su hija.
—Incendia— murmuró ella, alzando sus manos haciendo que una gran barrera de fuego se creara, dejando al dragón al otro lado.— Salacku, tusdeh do— pronunció haciendo que un irritante rugido proveniente del dragón hizo que todos tapasen sus oídos, evitando algo el ruido.
Ella miraba el animal a través de las llamas del fuego. Ella cayó al suelo ante la fuerza del hechizo y la terrible ventisca de aire debido a la caída del dragón al suelo por el fuerte y dañino hechizo que utilizó contra el dragón.
—¿Estás bien?— Corrió Mattheo donde la chica, ella miró el animal incorporándose, mirando todo aturdida por lo sucedido.
—Sí, creo que sí— asintió con confusión al ver lo que había logrado hacer.
—Has estado increíble— la sonrió mientras Voldemort y el padre de la chica iban donde ellos.
—¿Ves? A esto me refería cuando hablaba de tus capacidades— sonrió Voldemort con orgullo.
