Aryana despertó luego de un buen rato, ya era por la noche por lo que supuso que no podría ir a cenar. Mattheo seguía a su lado dormido, su respiración era tranquila y su rostro tenía el ceño levemente fruncido, una de sus manos aprisionando la cintura de ella para asegurarse que estaba ahí y la otra bajo su cabeza. Ella con cuidado se dio la vuelta y miró la hora en el reloj de su mesilla.
—Joder— maldijo en un susurro cuando vio que eran las dos de la mañana.
Tenía hambre y no podía seguir durmiendo así. Con todavía más cuidado apartó la mano de Mattheo y se levantó, cuidando no despertarlo. Salió del dormitorio en completo silencio hasta llegar a la cocina. Ahí vio sobre la mesa un plato con algo de comida en su interior, se acercó y levantó el trapo que lo tapaba encontrándose con un poco de arroz.
—¿Y si lo han envenenado?— La susurró alguien en su oído, asustándola. Ella se dio la vuelta con rapidez viendo a Tom, ella respiró tranquila.
Si algo había aprendido Tom en los últimos años era que era mejor no asustar a la chica, y si lo hacías mantener cierta distancia con ella para evitar acabar con la nariz rota.
—¿Lo está?— Preguntó ella con cierta desconfianza mientras mantenía su tono de voz bajo, él negó.
—Padre mandó a los elfos dejarlo aquí por si en algún momento bajabas a cenar— contestó a la par que se acercaba a la nevera para sacar agua.
—¿Mattheo bajó a cenar?— Preguntó mientras se sentaba en la silla y Tom la daba un tenedor.
—No, lo fui a buscar y me dijo que no quería despertarte, que si eso comería algo en algún momento de la noche si se despertaba— respondió dándola agua en un vaso—. Tampoco pasa nada, Mattheo tiene el súper poder de poder pasar hambre sin problema alguno— suspiró.
—Creo que a veces sois demasiado duros con todos por miedo— razonó ella, queriendo hablar con el chico abiertamente.
—¿Qué quieres decir con eso?— Preguntó Tom, tensando su cuerpo.
—Que deberíais de mostrar vuestra verdadera forma de ser, quizás así podríais ser más felices— contestó ella con un tono suave para no incomodarlo.
—La felicidad es un sentimiento tan pasajero, a veces la sientes y al segundo puedes estar llorado, no es algo bueno sentir positivamente, si lo haces así te vas a llevar malos ratos durante toda la vida— razonó ésta vez el Riddle. Ella supo porqué decía eso, porque sus palabras eran tan crudas.
—Ya lo sé, Tom, pero ¿cuál es la gracia de vivir sin sentir las emociones? Mírame a mí, mi poder funciona así, sintiendo— contestó ella terminando de comer el plato de arroz.
—Creo que no debería de hablar contigo sobre sentimientos, al fin y al cabo fuiste tú la que luego de follar conmigo se fue con mi hermano, ¿no?— Escupió él comenzando a ponerse a la defensiva.
—Yo no lo busqué, Tom, él fue quién vino donde mí y que haya pasado todo esto no significa que siempre lo haya preferido a él— dijo ella.
—Sin embargo, ahora lo haces, ¿no es así?— Preguntó—. Incluso sabiendo que tú siempre vas a ser mía de cualquier manera— finalizó mientras se daba la vuelta para darla la espalda.
—No, Tom, no soy tuya, ni ahora ni nunca— negó ella con seguridad ante su afirmación.
—Eso no fue lo que me juraste cuando estabas debajo de mí teniendo un orgasmo— contestó con simplicidad y una sonrisa mezquina. Ella boqueó en busca de alguna respuesta, pero simplemente no pudo hallar ninguna.
La chica rodó sus ojos al ver que no tenía más opción que dejar la conversación tal y como estaba antes de acabar mal con el chico. Salió de la cocina antes de dirigirse de nuevo a la habitación, ahí Mattheo seguía completamente dormido. Se tumbó a su lado y no puedo evitar trazar una fina línea con su dedo sobre la cicatriz del chico, él se removió antes de abrir los ojos y cruzarse con los de ella.
—¿Qué haces despierta?— La preguntó intentando ignorar el tacto de ella.
—Me desperté y bajé a la cocina para comer algo y volví— sonrió ella, evitando contar la parte sobre la pequeña charla con su hermano.
—Vuelve a dormir de nuevo— suspiró él, atrayéndola hacia su cuerpo. Él respiró nuevamente el aroma de la chica, buscando tranquilidad.
Ella se acomodó contra el cuerpo del Riddle antes de notar que la era imposible seguir durmiendo. Sus ojos se mantenían cerrados, pero su consciencia intacta. Él sabía que ella estaba despierta, pero no quería decir nada, quería dejarla sola con sus cosas en ese momento, aún estando pegado a ella.
—Mattheo, tengo miedo— le confesó luego de un rato de silencio. Su voz salió como un pequeño susurro pero él lo alcanzó a oír.
—¿Por qué?— Preguntó volviendo a abrir su ojos para poder mirarla.
—Porque no sé qué nos depara el futuro, eso me da miedo— le dijo, metiendo un plural que hizo que en el pecho del chico se removiera algo.
—Sea lo que sea, estará bien— asintió él—, no debes de preocuparte, antepondré tu vida a la mía si todo va mal— la aseguró.
Él se dio cuenta de lo que era empezar a sentir junto a la chica, justamente en ese momento, abrazado a la mujer que iba a ser su esposa.
—Nunca lo permitiría, soy mucho más fuerte que tú mágicamente— negó ella ocasionando que una sonrisa se asomara en los labios del chico.
—Incluso en ese caso preferiría que me pasara algo a mí y no a ti— asintió reconociendo el cariño con lo que expresaba lo que pensaba.
—Simplemente quiero que me prometas que cuando volvamos a Hogwarts nada va a ser igual— pidió ella, apoyando su frente contra el pecho de él.
—¿Cómo igual?— Preguntó mientras acariciaba la cabeza de la chica con tranquilidad.
—Que vas a irte follando a todas y me vas a tratar mal— le aclaró haciendo que él sonría.
—Ya te dije que éste año no iba a ser igual que todos, cariño, pero si te quedas más tranquila, sí te prometo que nada va a ser igual cuando volvamos— exhaló intentando borrar esa sonrisa en su rostro.
Mattheo se había planteado odiarla por hacerle sentir todo eso que siempre ignoró, por obligarle a quererla, por haberle obligado a sentir lo que era el amor y la sensación de tranquilidad con alguien.
—Pienso poner a Blaise y Draco para que te espíen en el tiempo que yo no esté allí— le aseguró con una sonrisa divertida.
—Pues pienso olvidarme de ti en cuanto cruce la puerta del despacho de Snape— vaciló, mintiéndola por completo.
—Sé muy bien que no lo harás, son demasiados años como para olvidarme ahora— asintió ella con seguridad por sus palabras.
—Nunca podría olvidar a la chica que he odiado amando— susurró él cerrando de nuevo sus ojos con cansancio, ella sintió el cuerpo del chico tensarse cuando la confesó aquello.
—Ni yo al chico que me hizo amarlo aún habiéndolo odiado años— le confesó ella, ocasionando una relajación completa en el cuerpo del chico.
—Del amor al odio hay un solo paso— la siseó con calma, diciéndola aquello que ella estuvo todo el día repitiéndose en su mente.
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𝐓𝐨𝐱𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞- 𝐌𝐚𝐭𝐭𝐡𝐞𝐨 𝐑𝐢𝐝𝐝𝐥𝐞.
Fanfiction"Todo esto comenzó siendo una mentira, y ahora es una realidad."