Capítulo 13

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Como almas que lleva el diablo los cuatro entraron corriendo a la sala de urgencias, buscando desesperadamente con la mirada alguien que les pudiese ofrecer ayuda.


Liam divisó al fondo de la sala de espera el mostrador de recepción, con un chico aparentemente joven detrás de él. No esperó más y tiró de la mano de Alice para que lo siguiera.


Caitlin y Jeremy, por el contrario, tardaron unos segundos en darse cuenta que los enamorados habían iniciado camino, mas los siguieron a paso rápido sin saber bien dónde se dirigían, hasta que a lo lejos lograron divisar la recepción.


Que la sala de urgencias estuviera muy concurrida no ayudaba a facilitar la llegada al mostrador de urgencias, situado al fondo de todo, apenas visible con tantas personas de pie.

Mientras seguían su camino a paso ligero, Alice se preguntaba por qué no se sentaba la gente, si total el tiempo no iba a pasar más de prisa por no sentarse. Lo que ella no sabía es que pronto iba a descubrir las razones de esa gente.


Al llegar al mostrador, los cuatro instintivamente posaron sus manos en él, como si no fuese real el haber llegado al fin.

- ¿En qué puedo ayudarles? - les atendió amablemente el recepcionista que había divisado a lo lejos Liam. Parecía un estudiante en prácticas por su aspecto, sin embargo ninguno de los cuatro parados frente al mueble de madera podía afirmarlo. Aunque, aun así y a pesar de las circunstancias, se apenaban por él, pues le había tocado una noche difícil estando prácticamente solo en esta zona.

En vista que ninguno tomaba la iniciativa para hablar y puesto que era su hermana la que se encontraba tras las puertas que separaban la sala de urgencias de los boxes, decidió hablar. Aunque sabía que posiblemente el resto pensaba que la más adecuada para hablar era Alice.

- Eh si verá... - pero a la hora de a verdad no sabía como empezar, siquiera cuál era la pregunta correcta que debía emitir - Me han avisado que mi hermana está aquí...en urgencias - agitada y echa un manojo de nervios consiguió articular palabra, mas lo que no sabía es que en estas situaciones no hay una sola oración correcta o esperada por el resto.

- De acuerdo, dígame como se llama su hermana - intentó sonar lo más tranquilizado posible

- Ana, Ana Gil - el chico escribió el nombre y apellido de la chica en el buscador, aunque a ellos les pareciese que escribía la biblia en verso.


- Sí, en efecto se encuentra en uno de los boxes - comentó sin despegar la vista de la pantalla - Voy a preguntar a los doctores si pueden entrar y vengo en seguida.

- ¿Cómo que preguntar? - exclamó Liam

- Necesito saber cómo está mi hermana - imploró Alice - ¿Tú lo sabes? Seguro que lo pone en la pantalla - poco a poco Alice iba perdiendo los nervios y hubiera saltado el mostrador o pasado por la puerta si no fuera por que Liam la cogió de las manos e intentó tranquilizarla.

- Tranquila princesa - le susurró en la frente - Entraremos ahí y veremos a Ana, pero hacerlo saltándonos las normas es nuestra última opción - asintió Alice - Tu más que nosotros sabes las consecuencias - intentó sonreír y que Alice también lo hiciera - ¿No mi señora bogada?

Alice, la ahora señora Clark, hizo un amago de sonrisa y negó con la cabeza mientras juntaba su frente con la de Liam . Su marido sabía que la había hecho un poco "feliz" por unos segundos, aunque en la situación en la que estaban la entendía perfectamente, pues ambos compartían el mismo dolor.


- Lamento interrumpir señores - un beso entre Liam y Alice se vio interrumpido por el recepcionista. Ambos recuperaron la compostura y lo miraron - ¿Todos son familiares?

- Sí - se anticipó a responder Liam - Todos lo somos - no quería que su hermano y Caitlin se quedaran esperando, apenas sin noticias, rodeados de tantas personas extrañas en un lugar tan lejano de casa.

- Entonces todos pueden pasar a urgencias - les abrió las puertas - Lo único, no pueden entrar todos a la vez al box, el médico ya se lo comentará, pero no sería lo mejor para ella, acaba de despertar.


- ¿Cómo que acaba de despertar? - la cabeza de Alice intentaba crear posibles escenarios de lo ocurrido, más estaba completamente perdida.


¿Despertar de qué? Pareciera que fue la única que atendió a las concretas palabras usadas por aquel chico. 


Qué le había pasado a la pequeña Ana si tan solo tenía 15 años...


¡Hola amores!

Lo prometido es deuda. Doble capítulo este fin de semana. 

Espero que os guste mucho y que estéis disfrutando de la novela. Como dije en el anterior capítulo, ahora empieza lo interesante. 

Mucho amor,

Carla ❤️

MI VIDA DESPUÉS DE...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora