13.

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//Pov: Lourdes//

Era el cuarto día en el que no hablaba con
Valen. Trataba de mantener conversaciones pero sólo contestaba cortante a lo que yo escribía o nisiquiera lo hacía. Nunca había sido así, siempre busco hasta la más boluda excusa para seguir charlando conmigo y ahora parece estar haciendo todo lo contrario.
A decir verdad, estaba bastante preocupada por que era lo que le estaba causando esa distancia conmigo y no tenia la mas mínima idea de la razón por la que podría estar así. Desde el día de la cena me había quedado el comentario de Tadeo rodeando en la cabeza pero me angustiaba más el hecho de no poder si quiera hablarlo.

Había estado hablando con Ramiro hasta hacía una media hora, y me había convencido de mandarle un mensaje para vernos con Valentín y conversar sobre el tema.

Antes de escribirle al morocho, me puse mi pijama y me lave los dientes para acostarme ya que era bastante tarde, y use eso como excusa para pensar bien en que preguntarle y si era correcto hacerlo. ¿Y si hice algo? O tal vez le pasó algo a él y listo.. Cualquier cosa que le pueda estar pasando, por ahí estoy metiendo la pata al preguntarle, pero al acostarme decidí dejar de evitar el problema y abrí su chat, encontrándo a Valentín escribiéndome. Se me hizo un nudo en la garganta e instantáneamente salí del chat. Después de días por fin me escribió.

Luego de unos segundos mirando a mi
pantalla del celular bloqueada, me llegó la notificación de su mensaje.

"Eu, estoy afuera de tu casa. Queres ir a pasear por ahí?"

Confundida, abro su chat para afirmar si lo que había leído estaba bien. Ni me molesté en contestar y automáticamente me levante de mi cama agarrando el primer buzo que me encontré en mi camino y le abrí abrí la puerta.

Ni bien abrí los abrí, me lo encontré con una capucha negra mientras miraba a la calle. Sus manos estaban en su bolsillos y parecía tener ojeras más oscuras de lo común.

-Hola, te extrañé- Exclamé mirándolo con una sonrisa.

-Hola, perdón que te caí así nomas- Dijo Valentin recibiendo un abrazo mío.

-No pasa nada, estaba al pedo. Vamos?

-Dale- Dijo el ojiazul con una vaga sonrisa en su rostro.

[...]

Los minutos pasaron y nosotros seguíamos caminando por la calle a oscuras, únicamente con las tenues luces de algún que otro poste de luz y algunos autos que pasaban de vez en cuando y nos iluminaban un poco el camino. Tuvimos varias charlas, ninguna muy larga como solían ser. Hablábamos de cosas bastante superficiales y mayormente caminamos en silencio. Valentín fue siempre una persona con la que no me incomodaba estar en silencio, nunca hubo una constante necesidad de hablar, con solo saber que estábamos en compañía nos bastaba. Pero en específico este silencio estaba lleno de tensión e incomodidad.

-Ay mira, una plaza! queres ir?- Le propuse.

-Vayamos a las hamacas- Corrió un poco hacia ellas como si alguien se la fuese a robar.

Nos sentamos y nos hamacamos al otro por un rato. Luego de algunas risas y bromas nos sentamos los dos en puro silencio.

-Perdoná que me vine así de la nada, es que no podía parar de pensar. Necesitaba hablar con vos.- Dijo Valen rompiendo el silencio.

Una espera escrita ; Valentin OlivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora