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Meses después...

Por Joaquín

Al inicio de la tormenta, sientes miedo por no saber a que te enfrentarás. Cuándo 1estás dentro del ojo de la tormenta, te sientes desfallecer entre tanto dolor, agonía y desilusión, pero, ¿Luego qué?

Yo me encontraba en un extremo de una situación distinta: Hasta la propia tormenta me daba la oportunidad de estabilizarme, pero por mi estupidez no la aceptaba.

El miedo me congelaba completamente.

Cuándo salí del hospital, mi cara se vino abajo al ver a Niko, Eduardo, Bruno, Leidy y a Ely sentados en los sillones de "espera" con distintos obsequios, entre ellos: cajas de chocolate que tanto me volvían loco.

Pero, alguien más faltaba. Los recuerdos de Emilio me hicieron recaer: frente a ellos. No me gustaba que sintieran lástima por mí y agradecí de que ellos no fueran de ese tipo de personas que te abrazan y por dentro están bufando acerca de tu ingenuidad.

Leidy y Ely me ofrecieron hospedaje y aunque yo me negué, ellas insistieron. Total, no tenía otra opción con la cuál debatir. Decidí regresar con las chicas a dónde todo había empezado; dónde conocí al "Señor Marcos".

Regresamos a San Luis y ahí mis memorias también cómo río abajo.

No quería regresar a Inglaterra por nada del mundo. Suena cruel, pero quería hacer pensar a Emilio que realmente no deseaba saber más nada de él y, ¿qué mejor manera que hacerle pensar que me esforzaría para alejarme lo mayor posible de su cercanía?

 Suena cruel, pero quería hacer pensar a Emilio que realmente no deseaba saber más nada de él y, ¿qué mejor manera que hacerle pensar que me esforzaría para alejarme lo mayor posible de su cercanía?

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Al pasar Noviembre, Diciembre, Enero y entre tantos días mi cumpleaños, tomé la opción de coger mi residencia ahí, en Francia. Me tomó días pensarlo, pero con la opinión y los consejos de mis amigas pude decidirme.

Ya con mi cédula residencial, pude ingresar a una de las universidades, lo cuál sabía que era cómo una construcción de un puente que me llevaría desde las sombras hasta el sol.

Los primeros días fueron una pesadilla total, pero nada que no se pudiera soportar. Ahora ya con mis 3 semanas de asistencia escolar en la Uni, ya tenía una amiga. Su nombre era Azul, era... casi una versión femenina de mí, pero con ojos azules: amaba leer, escuchar música, pero a diferencia de que a ella le gustaba el Turf, pero no era un tema del que nos interesara hablar.

Todo parecía ir bien.

~Parecía.

Aún no aceptaba la idea de lo que había pasado en los últimos meses y tampoco lo rápido que éstos se perdieron.

No mentiré; habían noches en las que me ahogaba en mares de lágrimas pensando ésto y recordando lo otro.

Pensando en que... Emilio nunca fué culpable de nada, pero yo quería hacerme pensar que sí. Nunca dejé de temer de él, nunca dejé de temerle al amor y al cariño que éste me daba.

Bajo El Mismo Cielo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora