Mi sumiso hetero

Roce de manos

Su comienza a reír ante mi reacción, me sonrojo levemente y sigo con lo que decía.

-¿Como puedes dejar pasar algo así? Es un idiota, él mismo causó todo y aún así fue él quien te hizo daño, en todo caso deberías haber sido tu quien debería haber hecho daño a alguien- sigo enfadado, metido en mi propia cabeza, en eso, Su me interrumpe.

-Me gustas.

Dos palabras... dos palabras hicieron basta para que mi cara se convirtiera en una señal de stop, en un semaforo en rojo, en un tomate, en...

-Hola chicos, os traigo algo de beber, puedo entra... -con tan solo ver el color de mi piel mi madre sonrió picaramente y salió de la habitación cerrando la puerta.

Yo seguía sin dar a crédito.

-Perdóname si ha venido muy desprevenido, es en lo que estaba pensando mientras hablabas- Su me sonrió mientras mi cara seguía roja.

Tras unos segundos logré volver mi piel a un color relativamente normal.

-A...antes de soltar algo así... no deberías... tu a mi... invitarme a ya sabes...- Su tambien se empieza a sonrojar levemente- a una cita...

Ninguno de los dos miramos al otro, pero ya sabíamos que ambos estabamos sonriendo como un par de idiotas, escuchaba su corazón retumbar en su pecho desde donde estaba sentado, y seguramente ella escuchaba el mio desde su sitio. Acerqué mi mano a la suya y esto la tomó de sorpresa, dado a mi iniciativa, pero también acercó su mano, hasta que nuestros dedos entraron en contacto, y no movimos más las manos, eso era lo cómodo para los dos, y nos hacía felices tambien.