Mi sumiso hetero

Caen angeles del cielo

-¡Dios os castigará, asesinas!

-Callese señora, no sabe usted ni siquiera por qué estoy aquí.

-¡Asesinas, no apreciais la vida, asesinas!

-Pensé que ya habrían parado de hacer estas cosas- Lur me comentó mientras sus brazos seguían sujetos a mi cintura, mis mejillas habian estado rojas hasta este momento, vi a las señoras delante de la clinica de salud gritando y bloqueando el paso a un grupo de chicas que intentaban entrar, una de ellas estaba llorando mientras que sus amigas la defendían.

-Lur

Llamé al chico sujeto a mi, este giró la cabeza hacia mi manteniendo los ojos en la escena, el semaforo seguía rojo impidiendonos el paso, sin darle tiempo a procesar mis acciones usé mi dedo indice para levantar su mentón y hacer que me mirara, sus ojos verdosos me miraban atentamente, mi mirada cayó primero a sus docenas de pecas y finalmente a sus boca entreabierta que me aceleró el pulso por un breve momento, regresé mi mirada a sus ojos y le mostré una sonrisa traviesa.

-¿Te apetece si posponemos un poco lo de ir a comer?

Aunque al principio Lur no pareció entender a lo que me refería, un grito de las mujeres del fondo hizo que sonriera conmigo, su sonrisa hizo que me sonrojara brevemente.

-Quiero besarte.

-¿Qué?

-He dicho que quiero pescarte de esa situación antes de que empeore, asique ten cuidado.

Asintió aún con la sonrisa de antes y me metí por una calle para poder aparcar la moto, bajamos y nos quitamos los cascos.

-¿Cuál es tu idea entonces?- le pregunté.

-Tu tan solo ponte esto- lo vi abrir su mochila y darme un recambio de ropa- reconozco a algunas de esas señoras- lo miré y sonreí levemente- asique confia en mi.

-Siempre.

Me metí a un bar y pedí usar el baño, después de entrar y cambiarme de ropa comenzé a entender el plan de Lur y tuve que empaparme la cara para poder desacerme del maquillaje en mi cara, pero sobre todo para poder librarme de mi constante sonrojo desde que lo conocí a él.