Daddy ||Soukoku|| ||Terminada||

Capítulo 6.

Los días pasaron rápidamente, seguía hablando con su daddy, era divertido, le entretenía poder tener a alguien más aparte de su hermana y Atsushi a quién contarle todo.

Y además de que como el chico se lo prometió, ya le había dicho que día iría por él al colegio para que se conocieran.

Estaba muy nervioso, ya era el día de mañana, daba vueltas y vueltas en la cama bastante nervioso, lo iba a conocer al fin y aunque al principio lo tenía cansado ahora era divertido hablar con él, se sentiría mal si no hablaban un día, a veces era tan lindo despertar y tener un "buenos días, lindura" de su parte, sólo hacia que su corazón latiera con rapidez, era una estupidez, pero tal vez y sólo tal vez le empezaba a gusta la persona al otro lado del celular, aunque también esperaba que el chico fuera alguien guapo, tal vez era un poco superficial ya que su daddy le había demostrado mucho lo amable y atento que era con él, pero no podía evitar desear que fuera un hombre apuesto y no un tipo loco.

Al final entre pensamientos cayó dormido, al día siguiente se levantó un poco más temprano de lo normal ya que decidió tomar una de esas largas duchas donde lavaba su cabello con todas las cremas, donde se encargaba de darle un aspecto jugoso a su piel y dónde se arreglaba perfectamente para llamar la atención de alguien.

Debía de admitir que se puso el uniforme con la falda más corta que tenía, se puso las medias hasta la rodilla buscando que estas se vieran apretadas y que se resaltara sus gruesos y bien cuidados muslos, también arregló su cabello en una coleta alta con algunos cabellos sueltos en su cara y claramente dándole volumen a sus ondas, se puso un poco de maquillaje, un lindo delineado que resaltaba sus ojos y un labial nute que hacían ver sus labios más jugosos y redondos y por último un rubor en sus mejillas y nariz que resaltaban sus pecas.

Se miró en el espejo varias veces asegurándose de verse más guapo de lo normal y una vez listo bajó a la cocina a comer, su hermana lo elogiaba diciéndole lo lindo que se veía, eso sólo provocaba que sus mejillas se pusieran rojas, le gustaba saber que su hermana lo veía lindo, lo hacía sentir bien.

Luego de comer y de terminar de arreglar algunas cosas salieron de la casa en dirección a su colegio.

Su hermana lo dejó ahí, se despidió de ella con un beso y luego se adentró, tenía mucha suerte, ese día salía temprano así que tenía toda la tarde con su daddy, le había dicho a su hermana que saldría a comer con Atsushi así que ella sin problema lo dejó.

Las clases a pesar de que eran pocas pasaron tan lentas que parecía un infierno, esto era horrible, ¿Cómo es posible que duren tanto?

Miraba la hora a cada rato, faltaba cada vez menos, pero a la vez faltaba mucho para la salida, Atsushi se reía de sus acciones, pero le decía que lo entendía porque a él le pasó igual cuando conoció a Akutagawa, su novio o lo que sea que sean.

Al final luego de pasar por todo ese infierno llegó la salida, se dirigió al baño para asegurarse de verse hermoso, se arregló un poco sus ondas con sus dedos, confirmó que su maquillaje estuviera en buen estado, le dio una retocada a su labial, se levantó un poco más su falda y luego sonrió, se veía muy bien.

Tomó aire y agarró su mochila viendo a Atsushi.

–Bien, ya tienes mi dirección, si no te escribo por mucho rato revisa la dirección, te quiero

Tomó la mano de su amigo y caminaron hacia los casilleros donde se debían cambiar los zapatos.

Una vez ambos listos volvieron a salir y el pelirrojo buscaba a su alrededor a alguien que le dijera "soy el idiota con el que hablas", pero nada, aunque su vista terminó dando con un auto negro igual al que estuvo una vez en su casa.

–Atsushi-kun, creo que es ese auto, hasta mañana

Besó su mejilla y se despidió del albino para dirigirse al auto, un hombre se bajó para poder servirle.

–¿Chuuya Nakahara?

–Sí, soy yo

–Bien, adelante, el jefe lo espera

Abrió la puerta y el pelirrojo miró al interior del auto llevándose una gran gran sorpresa.

–¿D-Daddy?

–Así, lindura, soy yo

El pelirrojo se subió y no se aguantó antes de darle un buen golpe en la cabeza.

–¡Eres un imbécil!

El hombre que antes lo había atendido para abrirle la puerta estuvo a nada de mandarlo a la mierda por el trato que le había dado a su jefe, pero esos ojos rojizos le advirtieron que si le ponía una mano encima al pelirrojo sería su muerte.

–No te enojes, por eso no quería que me conocieras

Dijo con un puchero.

El pelirrojo se cruzó de brazos y de piernas mirándolo con enojo.

–Maldito imbécil, debí suponer que eras el único raro que me seguía

Claro, cómo no lo sospechó, un tipo de traje negro que parecía más caro que su casa, que siempre sabía dónde estaba y que parecía acosarlo, ¿Cómo no sospechó que era el mismo imbécil que le escribía todos los días y que le decía abiertamente que lo acosaba porque sabía todo de él?

–Ahora estoy enojado

El castaño no pudo evitar reír y se acercó para abrazarlo por la cintura y atraerlo hacia él.

–¿Que te hayas quedado significa que soy guapo y que me aceptas como tu daddy?

–No, vete a la mierda, sólo voy contigo para comer ahora

El castaño volvió a reír y asintió, le encantaba esa actitud tan ruda que poseía el pelirrojo.

–Bien, entonces te llevaré a comer para contentar a esta linda belleza

Llevó su mano a su mejilla y lo hizo volver a verlo.

–¿Ni un besito?

–No, jodete, lo que voy a hacer es fundirte la cara con la ventana, idiota

–Bien, bien, estás enojado, ya lo entendí

Sonrió y le quitó suavemente el cabello de la cara.

–Y enojado te ves aún más guapo... Me encanta

Eso provocó un leve sonrojo en las mejillas del pelirrojo, pero sólo se dio la vuelta para ignorarlo el resto del viaje.