CAPÍTULO 5

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HALLEY

El fin de semana pasó en un abrir y cerrar de ojos, de nuevo lunes, de nuevo a la tortura disfrazada de Universidad. Estoy emocionada porque muy pronto iré a Washington a visitar a Chad, lo extraño demasiado y hace días no sé nada sobre él. Debe estar ocupado con su graduación.

– Muy bien señoritas acérquense – La Srita. Evans sonó el silbato y nos hizo una seña para aproximarnos a ella – El viernes tendremos un partido amistoso con la Universidad de Florida y debemos demostrar porqué somos las mejores.

Ambas universidades tienen décadas de rivalidad y en los últimos años la enemistad ha incrementado porque nuestra escuela ha ganado todos los torneos en la mayoría de sus disciplinas.

– Srita. Cranston – se dirigió a Rose y le tendió una carpeta – nuestro cronograma de esta semana incluye los ejercicios y el cuadro titular para el viernes – aclaró antes de comenzar con el entrenamiento.

Salimos de los vestidores y nos dirigimos a la cancha que curiosamente se encuentra junto al campo de futbol donde los chicos estaban practicando, siempre ha sido un deleite para mis ojos ver a esos chicos correr detrás de un balón.

Alan, Kale y Justin forman un trío poderoso. No por nada son conocidos como el tridente B de la Universidad de Miami.

Son los mejores del equipo, casualmente nuestra entrenadora Olivia y el Sr. Davies parecen tener un tipo de relación amor–odio. He tenido pesadillas gracias a esos dos. Tal vez por eso tenemos el mismo horario que el equipo de futbol.

Empezamos a calentar dando vueltas alrededor de la cancha, esquivando uno que otro balón que pateaban los chicos. A lo lejos logré divisar a Justin intentando robarle la pelota a mi hermano. Ambos disfrutando su juego, sin duda el futbol es algo que aman, es su vida.

Por un momento me percaté de la ausencia de Kale. Miré hacia todos lados esperando encontrarlo junto a sus demás compañeros hasta que logré ubicarlo al otro extremo del campo.

Casi me voy de boca al verlo.

¡Santo Dios!, como es posible tener ese cuerpo.

Espabílate Halley no es la primera vez que lo vez así, me recordó mi conciencia.

No, no era la primera vez que lo veía así, pero nunca deja de sorprenderme y excitarme. Lo conozco desde hace años y me ha tocado verlo hasta en ropa interior cuando se quedaba a dormir en la casa.

Al principio me sonrojaba mucho, con el tiempo aprendí a controlarme. Aunque siempre terminaba mojando mis bragas. Antes de conocer a mi novio me imaginaba mi primera vez con él aún sabiendo que eso sería imposible.

Kale, que ha estado con chicas de todos los colores y sabores nunca tendría sexo conmigo. Yo tampoco lo haría por una simple razón. Es el mejor amigo de mi hermano.

Y es Kale. Imposible que eso ocurra.

Admito que en mi etapa de adolescente hormonal cuando comencé a desarrollarme y conocer mi cuerpo, la primera persona que pasaba por mi mente era él. Imaginaba sus grandes manos tocar mi cuerpo, masajear mis senos e incluso lo soñaba penetrándome, causando que gimiera su nombre una y otra vez.

Me masturbaba pensando en ese chico. Mis bragas amanecían mojadas y hasta ahora lo hacen. A veces pienso en Chad, pero por alguna extraña razón no logra excitarme tanto como él.

Ese rubio de ojos azules debería ser el causante de todos mis sueños húmedos en vez del pelinegro de ojos avellana. Si había algo que me encantaba de Chad eran sus brazos musculosos y ese abdomen de muerte.

Mi universo en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora