CAPÍTULO 24

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HALLEY

El estúpido de Kale no quiso decirme a donde íbamos. Ni siquiera sé por qué le hice caso, hacía mucho frío y el lugar estaba oscuro gracias a que la luz de la luna no atravesaba por los frondosos árboles a mi alrededor.

—¿Ya casi llegamos? — pregunté por milésima ante su negativa de contestar la pregunta —¿Al menos sabes a dónde vamos?

Ya me estaba preocupando seriamente de que solo estuviéramos caminando como dos almas perdidas.

— Estamos cerca — fue lo único que se dignó a responder después de un rato.

Continuamos subiendo la montaña unos minutos más hasta llegar a una parte donde se podía apreciar el hermoso paisaje que nos rodeaba. Estábamos en un pequeño mirador hecho de troncos de madera para evitar algún accidente.

—¿Te gusta? — la voz de Kale me sacó de mis cavilaciones.

Al parecer me había detenido a admirar el panorama por unos segundos porque caminó hasta regresar a mi lado.

— Es impresionante — admití con una sonrisa viéndolo a los ojos.

— Tienes razón, es hermoso — dijo mirándome.

Nuestros orbes conectaron y una sensación de calidez se instaló en mi pecho. Algo que no había sentido nunca.

— Hay algo que debo hablar contigo — dio unos pasos hasta quedar frente mío.

No había mucha distancia entre nuestros cuerpos. Me sentía nerviosa, aterrada. Sobre todo, sentía que no podía respirar. Miles de escenarios pasaron por mi cabeza sobre lo que Kale tenía que decirme.

Colecté todas mis fuerzas y respiré profundo, intentando verme impasible para disimular el manojo de nervios que hacía de mí.

—¿De qué se trata?

— Hace tiempo quise decírtelo, pero no encontré la oportunidad — comenzó a hablar — Te mereces una explicación de lo que pasó esa noche.

¿Esa noche? se refiere a ¿Esa noche? La misma en la que nos besamos por segunda ocasión después de tantos años.

Lo siento mucho pero mi corazón no estaba dispuesto ni mucho menos preparado para lo que sea que tuviera que decir.

— No necesitas explicarme nada — lo corté antes de que dijera algo que podría lastimarme.

Pero claro, prefirió ignorarme.

— Siempre te vi como una hermana menor que debía cuidar y proteger de otros. Incluyéndome — continuó sin importarle mi petición.

Mi corazón se encogió por sus palabras.

Sabía que diría eso, pero el saberlo no lo hacía menos doloroso que cuando te lo dicen directo a la cara.

— Y hasta ahora has hecho un excelente trabajo — solté una suave risa sarcástica

— Juré alejarte de mí y así lo hice. Pero el destino es un maldito hijo de puta al que no le importó lo mucho que traté de olvidarte. De no recordar el sabor de tus labios y el perfume de tu piel — confesó tomándome por sorpresa.

Me esperaba todo menos eso. ¿Acaso era una confesión? No supe que decir en ese momento, así que lo mejor que pude hacer es callar y dejar que siguiera hablando.

— Por muchos años negué lo que sentía, pero ya no puedo más Halley. No puedo estar sin ti un segundo más.

No me dio tiempo de asimilar su confesión porque acortó la distancia entre nosotros y me tomó de la cintura, acercándome a sus labios. Fundiéndonos en un beso apasionado, necesitado, lleno de vehemencia.

Mi universo en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora