HALLEY
3 años después
Cuando lo vi por primera vez supe que mi corazón ya había escogido a su dueño sin preguntar siquiera. Sus ojos, su voz, todo él me flechó al instante.
Lo que comenzó como una simple ilusión de una niña, pasó al primer amor de mi juventud y ahora ha evolucionado hasta convertirse en el amor de mi vida y yo soy para él, como suele decirme, el centro de su universo. Su universo en la tierra.
Incluso ahora que llevamos tres años casados puedo decir con firmeza que la magia entre ambos es innegable e infinita. Especialmente ahora.
—¿Seguro estás bien? —sobé su espalda dejándolo terminar de vomitar sobre el retrete
—Sí Halley, estoy perfecto —ironizó —Con lo que me encanta devolver el desayuno.
Di un paso atrás limpiando las lágrimas que amenazaban con salir. Kale cepilló sus dientes. Alzó la mirada y suspiró.
—Lo siento mi amor no quise hablarte de esa forma — me llevó a la sala donde Lizzi dormía plácidamente en el sofá contiguo —Ya quiero que esto termine.
—Yo igual — me recosté en su hombro — No me gusta estar sentimental todo el tiempo ni tener las hormonas alteradas.
—Esa es la parte del día que más disfruto — sonrió divertido. Golpeé su hombro —Gracias a nuestro pequeño fisgón su papá puede meterse entre las piernas de mamá cada cinco minutos —bajó la vista a mi pequeño vientre abultado.
Como todos los días, lo acarició con delicadeza. Acercó sus labios dejando un beso en el centro y comenzó a hablarle de las aventuras que harían juntos.
— Tienes que crecer más rápido bebé porque papá está al borde del colapso de tanto vomitar.
Sí, algo curioso y hermoso a la vez es que cuando decidimos tener hijos, llevamos un control de natalidad. Kale no tardó en mucho en embarazarme según sus palabras. La visita a la ginecóloga nos reveló que tenía dos semanas de gestación. Eso fue hace tres meses.
Fue curioso que nunca haya presentado síntomas hasta que mi sexy esposo empezó con malestares todos los días y fue entonces cuando la doctora nos dijo que era normal que Kale los experimentara por mí.
Si él me dejó embarazada, es justo que se responsabilice y eso implica soportar mis cambios de humor mientras él pasa por la etapa de los antojos y nauseas matutinas.
—Eres un exagerado — rodé los ojos — Ahora lo pensarás dos veces cuando quieras hacerme otro.
Esbozó una sonrisa ladina. Sus ojos denotaban una mirada traviesa.
—No pusiste objeción cuando lo dejé ahí — señaló mi vientre —No me importa pasar por lo mismo veinte veces más.
—Estás loco si crees que tendremos más.
—Ya lo veremos — canturreó en voz baja. Siguió susurrando al bebé.
—No escuches a tu madre pequeño fisgón. Papá se compromete a darte un hermanito —acarició mi vientre — Si después quieres una hermanita no dudes en pedirlo.
No pude evitar reír al escucharlo. Desde que se enteró del embarazo vi una nueva faceta de Kale que no he dejado de amar. Parece un niño emocionado esperando su regalo de navidad.
—Se movió — sus ojos se iluminaron al verme —Mi pequeño acaba de patear Halley. Parece gustarle la idea de un hermanito — sonreí viéndolo con adoración. Luce tan tierno cada vez que el bebé se mueve.
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Mi universo en la tierra
Teen FictionDicen que una estrella fugaz puede volver tus sueños realidad, sin embargo, muy pocos son los afortunados para presenciar tal acto cósmico. Cada persona es libre de buscar su propia motivación, de aferrarse a aquello que le permite seguir adelante...