HALLEY
Mi cabeza dolía como si la hubieran agarrado a martillazos. Sentía mi boca seca y el cuello rígido. Abrí los ojos uno por uno, acostumbrándome a la luz del día que entraba por la ventana frente a la cama.
Esperen.
Mi ventana no está frente a la cama.
Me desperté de golpe y casi me voy al suelo al ver a un chico dormido junto a mí. Mejor dicho, yo durmiendo sobre él, con mis piernas sobre las suyas. Mi cabeza recostada sobre su pecho y él envolviendo mi cintura con su brazo.
Temerosa, alcé mi vista a su rostro. Al menos sabría a quién debía golpear cuando despertara.
Contuve un grito que amenazó con salir al reconocerlo. Era Kale.
¿Que rayos pasó ayer?
Dormía plácidamente con su torso desnudo y la sabana cubriendo desde su cintura. Un pensamiento cruzó por mi mente. Con manos temblorosas levanté la tela azul marino y un suspiro de alivio salió de mi boca al ver que usaba ropa.
¡Pero no era la mía!
Traía puesto una camisa enorme color negro que al menos me cubría los muslos. Mi vestido estaba tirado en una esquina y no sabía por qué.
Sentí un escalofrío recorrerme entera. Con cautela toqué mi torso solo par darme cuenta que no tenía puesto mi sujetador. Mi piel se heló ante la idea de lo que pudo pasar.
Con manos temblorosas tomé el borde de la camisa, subiéndolo solo un poco para comprobar que al menos mi ropa interior estaba en su lugar.
No había manchas de sangre en la colcha ni me dolía la entrepierna. Volví a respirar.
Intenté recordar la pasada noche. El último recuerdo que tenía de la fiesta era haber bailado con él, varios tragos encima, yo buscando el baño, alguien empujándome a un cuarto oscuro y esa misma persona sobre mí.
Rememorar ese instante hizo que la piel se me erizara. Sentí como mi cuerpo de alguna forma quería ser tocado pero el miedo que sentía era más fuerte. Luego llegó Kale. Me trajo a su departamento.
¡Oh Dios! no puede ser cierto.
Todas las cosas que le dije aparecieron de golpe en mi cabeza. Qué vergüenza, no puedo creer que yo haya hecho eso. Qué pensará de mí.
Juro que no vuelvo a tomar en mi vida.
Mentira.
Me levanté de la cama intentando no despertarlo. Necesito tiempo para asimilar las barbaridades de anoche. Antes que lograra cumplir mi objetivo, una mano atrapó mi brazo y me jaló de vuelta a la cama.
Kale me atrapó entre el colchón y su cuerpo. Sus piernas a un lado de mis caderas, sentí mis mejillas calientes al tenerlo semidesnudo frente a mí.
Su cara aún adormilada lo hacía ver lindo. Su cabello despeinado cayendo sobre su frente, su torso desnudo sobre el mío y sus ojos avellana viendo a través de mi alma.
—¿Escapando de mí?
¡Dios mío!
Su voz ronca se escuchaba malditamente sexy y seductora. Oficialmente Kale se convirtió en mi demonio moja bragas.
—¿Qué-qué haces? — tartamudeé
—¿A dónde ibas?
Mi mente no estaba procesando, parecía desconectada del mundo. Como si leyera mis pensamientos Kale me dedicó una de sus sexys sonrisas.
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Mi universo en la tierra
Teen FictionDicen que una estrella fugaz puede volver tus sueños realidad, sin embargo, muy pocos son los afortunados para presenciar tal acto cósmico. Cada persona es libre de buscar su propia motivación, de aferrarse a aquello que le permite seguir adelante...