CAPÍTULO 21

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KALE

—¡Muevan sus malditos traseros en este instante!

Justin no dejaba de gritar para que subiéramos al vehículo que rentó, el cual nos llevaría a la cabaña de sus padres en las montañas.

Los exámenes habían pasado y teníamos unos días libres de escuela que curiosamente coincidían con el cumpleaños de la castaña.

Nada mejor que mini vacaciones en un lugar alejado del ruido y las personas. Sobre todo, si vas con tu persona favorita. La mía, Halley.

Nos habíamos reunido en su casa para salir todos juntos. Estábamos terminando de guardar el equipaje, pero mi amigo ya estaba desesperado y comenzaba a colmar mi paciencia.

— Solo vamos por tres días, no por un mes — Alan rodó los ojos al ver las tres maletas que subía Rose al transporte —¿Necesitas todo eso?

— Exacto, una maleta por día, llevo todo lo que necesito Alan — vi cómo le guiñaba el ojo con una sonrisa pícara.

Parece que alguien se divertirá esta noche.

—¡Sofía, por Dios mujer que tanto haces! — el pelirrojo se apresuró a ayudarla con sus dos maletas, supongo que quería llegar cuanto antes para terminar los preparativos.

No era el único.

Aprovechando la valentía de mi amigo, decidí jugar mi carta más poderosa, una que juré jamás tomar pero que por ella valía la pena.

— Puedes dejar de gritar, parece que estás en tus días — lo regañó la castaña.

—¡Halley mueve tu trasero al auto! — volvió a gritar.

Giré para encontrarla bajando dos maletas de la Jeep de Alan. Caminé rápido hasta ella y le arrebaté el equipaje de las manos.

¿Qué llevaba ahí dentro? ¿Bolsas de cemento? Iba a decir algo, pero me apresuré a caminar hacia los demás. También quería llegar cuanto antes para estar a solas con mi morena.

Los chicos y yo solo habíamos preparado un bulto de viaje, pero ellas realmente se habían esmerado. Íbamos a las montañas no a la semana de la moda en París.

Finalmente emprendimos el viaje, era domingo y la carretera no estaba atestada de autos así que el recorrido fue un poco más corto de lo planeado. Un par de horas más tarde atravesamos un pequeño poblado a la orilla del bosque. Bajamos a comprar algunas cosas que pudiéramos necesitar y nos marchamos.

La noche estaba cayendo, habíamos salido tarde por culpa de las chicas. Media hora después entramos por una intercepción que nos llevó a un camino de terracería. Avanzamos unos cuantos metros antes de que Justin estacionara el vehículo.

Frente a nosotros se encontraba una enorme casa de campo de dos pisos, rodeada de pinos grandes y frondosos. El exterior era elegante gracias a los azulejos de piedra y el césped que decoraba el lugar.

El techo de madera le daba un toque hogareño, los grandes ventanales permitían apreciar el interior del recinto que estaba lleno de luces. Era una casa hermosa.

— Porqué nos traes hasta ahora a este castillo — preguntó Rose asombrada, mientras terminábamos de bajar las cosas.

— Seguro aquí viene con sus amiguitas a divertirse — contestó la castaña haciendo un mohín.

— No se preocupen pedí que limpiaran antes, no creo que encuentren ropa interior en las habitaciones — esos dos amaban molestarse, y de paso a mí también.

— Déjame ayudarte — le quité nuevamente las maletas a Halley para llevarlas adentro.

No le di tiempo de replicar cuando empecé a subir los escalones para ingresar a la casa.

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