CAPÍTULO 19

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KALE

Si alguien me hubiera preguntado cuales son mis intenciones con Halley, mi respuesta hubiera sido: Todo.

Esa chica saca lo mejor y lo peor de mí. Me hace desearla como loco. Hace que quiera hacerle todas las cosas que mi mente sucia y retorcida planea.

No podía dejar de verla con ese maldito vestido que tenía a mi pene con una erección marca diablo desde hace horas. Quería arrancárselo, destrozarlo hasta que no hubiera nada que separara nuestros cuerpos.

Y no, lo que siento por Halley no es solo deseo. Es algo más. Aunque me cueste aceptarlo.

Bailar con ella fue lo mejor de la noche. Sentir la calidez que emana cada poro de su piel. Su delicioso y embriagador aroma a jazmín es una droga de la que jamás quiero alejarme.

Cuando regresamos a la mesa seguimos bebiendo cerveza tras cerveza, los demás estaban ebrios hasta los huevos. Alan y Rose desaparecieron sospechosamente.

Justin y Sofia parecían estar discutiendo como un par de borrachos. Halley se limitó a beber unos cuantos vasos más, pero noté que había algo raro en ella. Cuando intenté acercarme se levantó y comenzó a caminar entre la gente.

Sus pasos eran lentos y torpes, señal de que estaba más que ebria. Intenté seguirle el paso, pero me fue imposible por el tumulto de gente que bailaba en la pista. La busqué por todos lados, pasando mi mirada por cada rincón del maldito lugar.

No iba a dejarla sola en ese estado, o en cualquiera.

Me pareció ver su pequeña cabeza subiendo las escaleras al segundo piso. Empujé a todas las personas para correr hasta ella sin poder alcanzarla. Frente a mi se encontraban dos pasillos, izquierdo y derecho. Un miedo terrible se apoderó de mi cuerpo al no encontrarla.

Me decidí por el corredor del lado izquierdo y encontré muchas habitaciones que solo aumentaban el pánico en mi interior.

Abrí una de las puertas y estaba vacía, corrí a la siguiente y fue donde vi a un tipo encima de una chica. Intenté enfocar lo más que pude hasta que al fin lo logré.

Era ella, era Halley.

Llegué hasta él y se lo quité de encima, el bastardo intentó abusar de ella. La ira corría por mis venas libremente como una llama, expandiéndose por cada célula de mi cuerpo.

— Busca la tuya idiota — se atrevió a decirme el estúpido aún tirado en el suelo.

Una lástima que esas fueran sus últimas palabras.

Lo tomé de la camisa y empecé a golpear su rostro con una fuerza descomunal. El solo pensar en lo que ese imbécil quería hacerle a mi chica me prendió de tal forma que no saldría vivo de aquí. No lo dejaría.

La sangre manchó mi camisa, pero no me importó. Seguí arremetiendo contra él hasta que escuché el sonido de un hueso romperse, era su nariz ¿o tal vez su cráneo?

— Kale — un susurro detuvo lo que estaba haciendo.

Corrí hacia Halley que se encontraba con una parte del vestido roto y un golpe en su mejilla izquierda. Me volví hacia el tipo para terminar mi trabajo, pero me detuvo.

— Kale — murmuró débilmente.

— Aquí estoy preciosa, aquí estoy — me acerqué a ella y la tomé entre mis brazos.

Su mirada estaba perdida, su cuerpo caliente y su respiración muy lenta. Como si intentara vencer el sueño y no quedarse dormida.

Me quité la chaqueta y la cubrí con ella. Antes de salir de la habitación me aseguré de que ese bastardo no volviera a caminar en toda su vida.

Mi universo en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora