El secreto de Cian y los portadores del Infinito

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"Abrió pesadamente sus ojos al sentir como su cuerpo estaba más pesado que antes, los dolores volvían con intensidad y poco a poco sentía como su vida se estaba yendo de las manos.

- Tengo que soportar un poco más. – se incorporó lentamente.

- No deberías tratar de moverte aun estas muy débil y todavía faltan noches para la luna llena. – vio como en el umbral de la puerta estaba el hombre que tanto la odiaba. – Si aun tratas de escapar sabes que Sukuna-sama te encontrara, ¿no es así mujer?

Los ojos azules de Cian vieron como en el umbral de la puerta estaba ese seguidor de Sukuna, era un joven que no aparentaba más de diecisiete años, cabello blanco hasta los hombros con extraños mechones rojos como sus ojos y su vestimenta consistía en un kimono.

- Eso lo sé perfectamente, Uraume-san. – sonrió a pesar de sentir la hostilidad del joven. - Solamente que estas cuatro paredes en ocasiones logran asfixiarme.

Uraume veía con cautela a la mujer sin comprender aun como Sukuna-sama no terminaba con la vida de ella o con...

- Puedo hacerle una pregunta, Uraume-san. – saliendo ambos de la habitación para refugiarse en la parte trasera del templo.

Cian no obtuvo respuesta de este pero al ver interpreto que no le importaba en absoluto lo que podría decirle.

- Usted... ¿porque me odia? – los pasos del joven se detuvieron antes de llegar a su destino, provocando que Cian se detuviera para luego voltear y observar su mirada fija a ella. - ¿Es porque está enamorado de Sukuna-sama, verdad?

Sin previo aviso sintió como era tomada del cuello y su cabeza se estampo en la fría madera, provocando que cerrara los ojos y gimiera de dolor.

- No digas estupideces mujer. – sonrió orgulloso al ver los ojos asustadizos de la sacerdotisa. – Nosotros las maldiciones no somos tan débiles como ustedes que nos dejamos embaucar por las apariencias de aquellos que dicen ser nuestros aliados. – acerco su rostro al de ella. – los únicos sentimientos que podríamos desarrollar es muerte, destrucción y deseo. Simplemente eso porque ese sentimiento que ustedes llaman amor es la peor aberración que puede suceder, sino mira tú reflejo, ¿no es precisamente por ese amor que sientes por ese hombre que te encuentras aquí?

Cian abrió los ojos al sentir como Uraume dejaba de ejercer presión en su cuello y como las palabras de él lograron incomodarla de sobre manera porque le gustara o no tenía razón, sobre su propósito egoísta de proteger a ese ser amado para ella.

- Respecto a tu pregunta sobre ti, siendo honesto tu mera existencia es irrelevante para mí, pero Sukuna-sama te necesita para mantener alguna forma de existencia en dado caso que sea destruido. En pocas palabras eres una herramienta que no tarda en ser desechada o hasta al menos que esa cosa te deje.

Sin importarle como el chico se alejaba de su persona unas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas sintiendo una enorme impotencia por ser como dijo el joven, una mera herramienta que no tardara en ser desechada, pero si con eso mantendría a salva aquellos que considera importantes no importaba. No mientras el futuro de la hechicería tuviera una esperanza en derrotar a Sukuna y donde a menos la familia de Yue fuera feliz.

- Pase lo que pase no dejare que nada te suceda, tú eres mi última esperanza y mi luz en esta oscuridad que pronto me consumirá, cariño.

Sonrió triste y sin poder evitarlo dirigió su mirada a su vientre abultado sintiendo como ese pequeño ser comenzaba a moverse, pero reconocía que no solo nacería pronto su hijo sino que también posiblemente el único descendiente del que es conocido como el Rey de las Maldiciones, Ryomen Sukuna."

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