Confesiones Parte II

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Las confesiones siempre son dolorosas en ocasiones tenemos siempre una venda en los ojos cuando no deseamos despertar de nuestra realidad afrontar lo que conlleva no solo los sentimientos de amor, amistad, compañerismo y empatía, sino que más allá de nuestra burbuja que nos vamos creando existen otros horizontes, metas y expectativas que para llegar a ellos siempre debemos de sacrificar algo corroborar que tan importante es en nuestras vidas cada uno de nuestros seres queridos o los que realmente apreciamos y protegemos como prioridad. Porque en esta vida existen una gran gama de colores y no solo los típicos blanco y negro para distinguir a las personas buenas o malas.

Eso mismo pensaba Gojou Satoru en aquella pequeña reunión que los sus compañeros organizaron a última hora, sospechando internamente que no solo es para conversar acerca de su vida como sensei o trivialidades, sino una donde seguramente discutirían los extraños sucesos que estaban aconteciendo en Tokyo.

- Es extraño que en toda la velada no hayas hablado demasiado, Satoru.

La voz burlona de Mei Mei hizo que volteara a verla notando que a pesar de los años seguía siendo igual de hermosa, pero también demasiado peligrosa incluso más que las maldiciones. Su cabello esparcido en su espalda le recordó a uno, pero de diferente tono más azul y profundo como el mar, además de que el aire que desprendía su compañera no se acercaba ni a los talones al de Kasumi.

- Simplemente me encuentro recargando baterías, ya que anoche fue demasiado agitada para mí. – su comentario provoco que Utahime y Nanami hicieran una mueca de asco divirtiéndolo.

- Por lo que veo sigues siendo el mismo gigolo, infiel y empedernido de siempre, idiota. – un poco más tomada Utahime comenzó a despotricar contra él. – Pff... porque no me extraña tú y Suguru eran completamente diferentes.

Ante la mención del pelinegro todos se quedaron callados recordando sus días de Colegio, donde el joven Getou Suguru era reconocido por su amabilidad y solidaridad ante los más necesitados creándolo como un ejemplo a seguir.

- Es difícil no. – Shoko fue la que rompió el hielo. – Cerrar los ojos y darnos cuenta que ni Getou ni Yu regresaran. – la mirada de Nanami se ensombreció ante la mención de su mejor amigo. - ¡Salud! Por aquellos que no están con nosotros y por tener por lo menos una semana más de vida.

- Vaya tu si sabes cómo entusiasmar a alguien Shoko. – se burló Gojou ante el intento de su amiga de aligerar las cosas. – Pero tienes razón ¡salud por seguir follando sin parar!

Su comentario provoco risa entre Mei Mei y Shoko conociendo el humor negro del peliblanco, en cambio Nanami...

- No deberías hacer esa clase de comentario Gojou. – levantando ligeramente sus anteojos. – Es desagradable conocer una de tus conocidas aficiones, además que decirlo es de pésimo gusto.

El peliblando miro detenidamente a Nanami percibiendo un ligero sonrojo por parte de este y estaba seguro que no era por el sake.

- Aww aun sigues siendo igual de tímido que hace diez años Nanami-chan. – el rubio deseaba arrancarle la cabeza a su compañero. – O será que... ¿acaso nuestro colega Nanami Kento por fin tiene novia?

El nombrado escupió su bebida tosiendo fuertemente junto con la risa estridente de Satoru al ver las reacciones de Nanami.

- Idiota, deja en paz a Nanami-san. – defendió Utahime. – Ademas ¿qué demonios te importa si tiene novia o no? A diferencia de ti él si fuera fiel a una sola mujer.

- Ay, pero no te pongas celosa Utahime, cuando quieras también tengo algo para ti. – alzando las cejas seductoramente y activando su infinito al ver como ella lanzaba la botella de sake. – Esta bien tranquilízate. – riendo infantilmente.

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