- Noche libre -

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Si Jason planeaba tener una tranquila noche lejos de Red Hood y todo lo que conllevaba ser un vigilante, podía irse olvidando de ello.

La alarma de la casa de seguridad que usaría para darse un merecido descanso, se activó justo cuando salía del restaurante de comida mexicana. Era noche de tacos.

Llegó sin prisas al departamento, sacó el arma que siempre llevaba con él y entró con paso lento al piso. Encendió la luz y bufó con hastío al descubrir al intruso.

¿Acaso era mucho pedir una noche libre? El universo definitivamente lo odiaba. Un claro ejemplo era eso que parecía un mueble más en su sala.

Robin estaba apoyado en la puerta del baño, cruzado de brazos y con el ceño fruncido.

- Ya te estas yendo, mocoso -dejó el arma sobre la mesa de centro y se encaminó a la cocina-. Hoy descanso y no me interesa nada que tenga que ver con el viejo - dejó su cena en encimera y buscó alguna bebida en el refrigerador.

Encendió un cigarrillo y le dio un par de caladas, sacó el humo por la nariz. Le gustaba fumar para abrir más su apetito. Regresó a la sala con su cena bien acomodada en un lindo plato.

Tenía ganas de ver alguna estúpida película cliché. Apagó el cigarro en el cenicero que tenía en la mesa junto al arma que antes abandonó ahí.

- Te dije que te fueras - arrastró las palabras con algo de flojera.

Damian arrugó la boca en señal de inconformidad. No quería irse, no quería regresar a la mansión. Regresar significaba admitir que se había equivocado.

Grayson y él habían discutido durante el patrullaje ya que Robin hizo caso omiso de las órdenes de Batman - temporalmente Richard- comprometiendo su seguridad.

Bien, sí. Grayson tenía un punto y aunque odiaba admitirlo, debió seguir las órdenes del mayor. De ser así, no lo habrían apuñalado y no tendría que estar escondiéndose en ese mugroso departamento que Todd llamaba casa. Todo por no enfrentar el regaño -bien merecido- de Richard.

- Demonio - la irritada voz -con un toque de advertencia- del forajido lo sacó de sus pensamientos. Sacudió la cabeza despegándose de la puerta del baño.

Sabía que el ir a casa de Todd era una mala idea, pero ir a casa del estúpido Drake sonaba peor. Ni se diga el regresar a la mansión y ver el enojo en los ojos de Grayson.

Jason posó sus orbes turquesa sobre la pequeña figura que caminaba silenciosa a la ventana donde se encontraba la escalera para incendios. Entrecerró los ojos al ver al niño cojear.

Se paró rápidamente del sillón y en tres zancadas alcanzó al hijo de Bruce. Lo jaló del brazo, Damian se sobresaltó y trató de golpearlo para soltarse.

- Puedo salir por mi cuenta, Todd - escupió venenoso. Parecía un gato asustado.

- Estas herido - afirmó luego de hacer un rápido escaneo al cuerpo del menor. De pronto se sintió mal por haber sido tan rudo con su hermano. Sabía que detrás del antifaz, los ojitos de Damian lucían dolidos al sentirse rechazado.

Lo conocía como la palma de su mano.

- No es cierto - Robin tiró del agarre y comenzaron a forcejear, Jason lo sometió sin esfuerzo alguno, levantó la capa del traje de Robin y observó de cerca la herida que adornaba el muslo izquierdo de Damian.

-¿Dick lo sabe? - retiró la máscara del rostro del más joven. Damian desvió la mirada y gruñó cuando Jason lo encaminó de vuelta a la sala.

- Grayson y yo discutimos.

Somos Hermanos || BatbrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora