- Apendicitis -

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Se acostó en posición fetal esperando que el dolor de estómago menguase. Sin embargo, eso sólo logró aumentar el malestar abdominal.

- Maldito Todd - musitó entre dientes aguantando una nueva oleada de dolor. Damian estaba casi seguro de que el mugroso roba llantas le había puesto algo extraño al desayuno, si no, ¿por qué se sentía tan mal?

Abrió los ojos y en un santiamén ya se encontraba de rodillas abrazando la taza del baño.

- "Tt" - se limpió el sudor de la frente y se levantó para lavarse los dientes con parsimonia -. Estúpido Todd y su estúpida receta.

El dolor abdominal regresó provocando que una pequeña mueca de incomodidad se alojara en su rostro. No que no estuviese acostumbrado al dolor. Es decir, le habían disparado todo tipo de armas, se había roto más de un hueso en más de una ocasión, le habían dado espectaculares golpizas. Fue entrenado bajo el duro mandato de su madre y abuelo.

Comparado con el infierno que vivío durante su "niñez", ese malestar era insignificante.

Ni tan insignificante. Al día siguiente Drake le estaba dando una buena paliza en el entrenamiento. Drake. ¿Existía algo más humillante?

No que el tercer petirrojo fuera más hábil que el nieto de Ras, para nada, es solo que el maldito dolor del día anterior persistía y al hacer ciertos movimientos terminaba lastimándose provocando que su guardia estuviera baja dándole la ventaja a Drake.

Una patada en el estómago lo dejó sofocado en el suelo. Mordió su lengua para evitar soltar algún sonido que delatase su sentir.

- Vaya demonio, eso fue patético- las burlas del segundo Robin no podían faltar. Damian viró los ojos y de un manotazo apartó la mano de Tim cuando éste trató de ayudarlo a ponerse de pie.

- Déjalo en paz Jason, tú no lo hiciste tan bien que digamos- Dick se apresuró a socorrer al más joven. Obviamente el chico se mostró menos reacio a la ayuda de Nightwing.

- Me resvalé, eso fue todo.

- Sí claro, repítelo hasta que te lo creas- fue el turno de Tim para burlarse de Jason quien se limitó a levantar el dedo medio y poner su mejor cara de indignación.

Damian no pudo evitar liberar un jadeo cuando un nuevo retortijón lo asaltó. Y aquí venían las náuseas de nuevo. Se soltó del agarre de Dick y corrió al baño más cercano.

- ¡Damian!- no obtuvo respuesta. Se giró para buscar una con los otros dos. Jason y Tim se encogieron de hombros.

-¿La pubertad? - especuló el forajido.

- Yo diría que el orgullo, ya saben lo mucho que el enano detesta perder.

- Pues muy alto que digamos, no eres.

- ¡Cállate Jason! - Tim le propinó una patada en la espinilla y salió de la cueva con las mejillas infladas -un puchero muy tierno a los ojos de los mayores- con toda la dignidad que le quedaba.

Mientras tanto Damian volvía de devolver lo poco que tenía en el estómago. El dolor no se iba y esa noche tenían patrullaje.

Se encontró con el trío de inadaptados y Pennyworth en la cocina. El mayordomo había cocinado uno de sus platillos favoritos.

El joven Wayne se acercó hasta la mesa en la que se encontraban los otros petirrojos arrazando con los alimentos. Jaló una silla y con extrema lentitud y cuidado tomó asiento. Frunció el ceño y apretó los dientes poniendo su mejor cara de poker.

No probó vocado alguno. No tenía hambre y estaba casi seguro de que si comía algo, dentro de un rato estaría regresando todo en el baño.

- ¿Se encuentra bien, amo Damian? - ante tal cuestionamiento, Dick, Jason y Tim dejaron de 'atragantarse' y le prestaron atención.

Somos Hermanos || BatbrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora