- Somos hermanos -

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Cuarta parte de: Convivencia forzada.

° ° ° °

Tres largos y pesados meses transcurrieron. Damian seguía en coma, Tim estaba yendo a terapia con Dinah y por fin se había atrevido a hablar de su problema con el resto de su familia.

Dick no se despegó de él más que para quedarse a dormir con Damian de vez en cuando, Bruce y Alfred también se mantuvieron muy al pendiente de su persona. De alguna manera, todos se sentían responsables por lo que Tim había estado sufriendo desde una temprana edad.

Jason fue el ancla que lo mantuvo cuerdo los primeros días de abstinencia. Esos días fueron los más duros para el tercer petirrojo ya que sufrió de enormes cantidades de estrés y ansiedad. Su cuerpo también se vio afectado, sin embargo, el forajido siempre estuvo con él al pie del cañón.

Cada que Tim parecía perderse en un abismo de locura, llegaba Jason a rescatarlo.

- ¡Déjame salir, Jason! ¡Las necesito! - Tim gritaba y arañaba desesperadamente la puerta del baño.

Era uno de esos días.

Días en los que Tim tenía recaídas. Jason tenía la mirada perdida mientras sentía los golpes en su espalda, se encontraba apoyado en la puerta.

- Tranquilo, Timbo. Estarás bien - repetía como si se tratara de un mantra.

Escuchar los gritos agónicos de su hermano menor le partían el corazón, pero sabía que Tim era fuerte, podría con eso y más. Además él no lo dejaría caer, Jason siempre estaría ahí para atraparlo.

El sonido de unos pasos apresurados lo sacaron de su ensimismamiento, parpadeó rápidamente. Sus orbes turquesa hicieron contacto con los azules de Dick.

No le gustó lo que vio en ellos.

Sus ojos estaban opacos, llenos de dolor y angustia. Eran los ojos de alguien que había perdido las esperanzas.

- ¿Cuánto lleva así? - preguntó con la voz apagada.

- Un rato - respondió de la misma manera.

Dick se estremeció ante los gritos que sonaban del otro lado de la puerta. Ahogó un sollozo y observó el rostro ojeroso de Jason. Se sintió inmensamente culpable, le había fallado a sus hermanos.

- Jay, yo lo...

- No lo digas - cortó el menor. Dick contuvo la respiración ante la brusquedad de Jason, quien al ver la reacción provocada, se apresuró a enmendar el error cometido -. Nada de esto es tu culpa, que seas el mayor no te vuelve el responsable de nuestros problemas.

- Sabes que he fallado y no una o dos veces, soy un fracaso como hermano- Jason abrió la boca para protestar, Dick se lo impidió-. Déjame terminar. Jason, cuando moriste no estuve ahí para ti, te fuiste sin saber que yo no te odiaba. Regresaste perdido, lleno de rencor y dolor, y lo único que hice fue apartarme y dejar que Bruce se encargara de todo cuando yo también debí estar ahí.

Jason colocó una mano sobre el hombro de Dick, el mayor lo miró con los ojos cristalinos.

- Pasado pisado, pasado olvidado. Dickie, jamás te culpé por mi muerte. Ni a ti ni a Bruce, simplemente fuí víctima de un bastardo demente- pausó brevemente, buscando la frase correcta-. Siempre fuiste un gran ejemplo para mí, desde que me convertí en Robin te admiré. Así que no pienses ni por un segundo que has fallado, porque incluso tú has sido más que un hermano para nosotros, has sido mejor padre que el viejo.

Para ese punto, Dick ya se encontraba derramando unas cuantas lágrimas.

- Jay, gracias - atrapó al menor en un asfixiante abrazo. Jason se limitó a sonreír y palmear la espalda de Dick.

Somos Hermanos || BatbrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora