- I've got my eye on you -

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Para ser honesto, Tim en realidad no esperaba nada. Bueno, tal vez una reacción distinta a la mueca de incredulidad que el antiguo Robin le había dado.

La puerta azotada justo en su nariz, sí que la vio venir.

"Batman te necesita, necesita de Robin."

Tim frunció el ceño y torció la boca, quizá llegar con esa frase a la puerta del departamento de -un muy confundido- Richard Grayson no había sido su idea más brillante, sin embargo, estaba desesperado. Batman...Bruce se estaba matando.

Desde la corta edad de 6 años, Timothy Drake había encontrado el sentido de su vida en fotografiar a Batman y su radiante y carismático compañero. Poco le tomó sumar dos más dos y descubrir que si Robin era el último descendiente de los Grayson, Batman no podía ser nadie más que su millonario vecino Bruce Wayne.

Un par de años después, un nuevo Robin saltaba sobre los tejados de Gotham. Un niño más intrépido y rudo pero con un noble corazón.

El primer petirrojo le agradaba a Tim, sin embargo, no llegó a convivir tanto con él como lo hizo con Jason.

Jason Todd era todo lo que Tim quería ser: extrovertido, valiente y seguro de si mismo.

Con una triste sonrisa, Tim recuerda el haber compartido un chili dog con el chico maravilla luego de que lo salvara de caer de una escalera para incendio que estaba en mal estado.

" Pareces muy joven para vagar de noche esta ciudad de muerte, pero lo reconozco niño, eres audaz. Estoy seguro de que Batman aún no se ha dado cuenta de que nos has estado siguiendo a escondidas."

Se podría decir que entabló una especie de amistad con el segundo Robin.

Amistad que atesoraría por siempre aún cuando Jason ya no estuviera.

Tim salió de sus pensamientos cuando la furiosa voz del chofer del autobús en el que iba le dijo que habían llegado a su destino hace quince minutos.

Parpadeó lemtamente y luego de disculparse con el conductor, bajó del vehiculo solo para encontrarse empapado en un par de segundos.

- Llueve - dijo en un susurro y miró las oscuras y relampagueantes nubes que le otrogaban a Gotham una vista más lúgubre y triste.

El clima de Gotham representaba perfectamente lo que sentía Tim en esos momentos.

Comenzó a correr bajo el diluvio, no porque se preocupara por su ya mojada ropa, si no porque cuando llovía, Batman se tornaba más violento y descuidado.

Tropieza y cae de boca al suelo, se queda un momento ahí, tirado y contemplando el enorme charco que comienza a formarce en la banqueta. Cuando un auto pasa a toda velocidad a su lado -empapándolo aún más-, Tim decide ponerse de pie y continuar con su carrera.

Está por llegar al territorio de los Narrows cuando en el callejón que acaba de pasar, se escucha un estruendo, como si hubiesen arrojado algo con fuerza a los contenedores de basura.

El chico regresa sobre sus pasos con cuidado y mirando hacia todos lados. Tiene miedo, pero también mucha curiosidad.

Abre enormemente los ojos al notar la imponente figura de Batman. Aunque en esa posición no se ve tan imponente, en realidad parece que se ha caido de la azotea del edificio y ha tenido la suerte de caer sobre suaves y dudosos desperdicios.

Entonces Tim lo decide.

No es que quiera tomar el lugar de Jason, jamás podría cometer semejante crimen, sin embargo, Batman necesita de Robin y si Richard no quiere tomar el puesto que una vez fue suyo, alguien tiene que hacerlo.

Somos Hermanos || BatbrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora