Capítulo 40. Comprensión.

1.3K 84 32
                                    

      Priscilla intentó escribirle a Roger.

     En la noche recibió una carta de su novio con varias páginas de extensión. En ella explicaba lo sucedido con sus padres desde entonces y la investigación abierta en el Ministerio respecto al ataque. Era poco probable que aquello diese alguna solución y mucho menos represalias para los seguidores del Señor Tenebroso, en parte porque el Ministerio recibía demasiadas denuncias los últimos días y en parte porque ni siquiera sabían quiénes eran los agresores. Ni hablar de atrapar a alguien como Bellatrix Lestrange. Sus influencias ya estaban trabajando para afirmar que Priscilla la había confundido con alguién más; y Serena estaba tan indignada que prohibió a cualquier mensajero del Wizengamot pisar su casa, mucho menos iría su nieta a ofrecer declaraciones a un grupo de puercos corruptos.

      Roger concluía con unos párrafos bastante cariñosos, pidiendo que guardase reposo y ansioso de poder verla de nuevo en Hogwarts. Eran tan preocupado y altruista que Priscilla se sintió tremendamente culpable, aún cuando no había hecho nada malo más que sentirse de cierta forma. Y eran eso, sentimientos, no acciones. Era inocente ¿No?

      Intentando utilizar el tono más natural, Priscilla le envió un rápido mensaje. Dijo que estaba cansada, que también esperaba verlo, y que ya podrían hablar en Hogwarts.

     No sonaba tan mal ¿Cierto? Casi huyendo de sus palabras, le entregó el papel de Driandra lo más rápido posible y sintió una mezcla de alivio y angustia al ver a la lechuza volar por la ventana. 

      Era una ridiculez de otro mundo que, después de un ataque así, estuviese más preocupada por su vida amorosa que por la herida en su estómago, y lo lenta de su reacción al quedar atrapada. Isobel estaría decepcionada... Mierda, debía escribir a Marlene; para volverle a dar el pésame, y a Lily; para preguntar sobre su estado. A Mary y Alice, para verificar que estuviesen bien... Al menos podía distraerse con eso, y apartar la mente de Sirius, quién a pesar de mantener silencio cada vez que pisaba de nuevo su habitación, parecía poder decirlo todo solo con los ojos. 

*****

      A pesar de sentirse mucho mejor, la cicatrización de su herida era importante. Después de todo, poco sabían de si Bellatrix había empapado su varita con algún veneno o usado un maleficio desconocido para ellos. Así que Priscilla permaneció en cama, haciendo sus deberes, mandando y recibiendo cartas de las chicas, y evadiendo cualquier interacción posible con Sirius. Sus padres estaban pendientes de ella, sin resultar abrumantes, y adoraban la presencia del chico en su casa. Ni qué decir de Serena, quien era mucho más cordial con él que nunca antes. 

—Es bastante extraño —comentó la madre de Priscilla el sábado, mientras sentada tras ella, peinaba su largo cabello para secarlo. Antes de eso había recortado las puntas con mucha habilidad—. Ni conmigo fue amable. Pensaba en mí como la chica con ropa rota que buscaba corromper a su hijo.

—Pero si lo corrompiste.

— ¿Alentándolo a que siguiera sus sueños? Por supuesto —se enorgulleció Faith—. No me arrepiento de sacar lo mejor de tu padre.

—Yo diría que os apoyáis el uno al otro.

—Es como debe ser —sentenció— ¿Ese misterioso novio tuyo te apoya? No es lo que parece, si ni te ha visitado.

     Priscilla intentó voltearse, pero su madre se lo impidió dándole un toque con el cepillo. 

—Fui yo quién se lo pidió —aclaró con premura—. No me pareció ocasión adecuada para presentarlos. 

—Sobre todo si tienes a otro chico metido en la casa.

— ¡Mamá! Sabes que no es de esa manera —dijo. Quiso decir algo bueno sobre Roger, y cómo iba a adorarlo una vez se conocieran, pero las palabras no salieron de su garganta. Ni siquiera le rozaron los labios. 

Friends [SIRIUS BLACK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora