Él/ella era la octava maravilla del mundo, dormir sobre su pecho tan solo la novena y así podría seguir enumerando maravillas, porque todo lo que conllevaba a estar con él/ella para mí era perfecto y maravilloso.
Sus abrazos en cada reencuentro, sus besos en mis mejillas, en mi frente y hasta en mis labios se sentían de maravilla, sus te quiero y hasta esos te amo silenciosos que simplemente los encontrabas en sus miradas hacia mí persona, su manera de hacerme enojar para luego arrancarme esas molestias a besos, sus juegos de mano y hasta los días sin verse a veces valían la pena si terminábamos juntos creando maravillas en una habitación.
Tranquilos, no les hablo de sexo, les hablo de caricias, les hablo de mimos, les hablo de estar horas acurrucados uno al lado del otro mientras hablan de las millones de maravillas que el tiempo y la vida aún tienen por regalarles.- Soff 🦋.