Heartiness | Cuatro

XV

Osadía es un complejo grande con muchos lugares ocultos en los cuáles esconderte cuando quieres estar a solas un rato, y para descansar un poco de todo, en especial siendo un trasladado en plena iniciación, por lo que tal vez me sea un poco tardado encontrar a Cuatro.

Porque a pesar de no haber salido de la sala mucho tiempo después de él, ya no alcancé a ver en que dirección corrió, y no me lo encutro de camino al cuarto de trasladados, ni dentro de el. Vine aquí primero para recoger los panes, que ya están algo duros para dárselos cuando lo encuentre. 

Mmm lugares tranquilos, relajantes... el Pozo me parece el lugar más lógico al cual ir, casi nadie baja, además de que es un lugar muy fresco lo cual lo hace agradable, corro del cuarto en dirección al Pozo con toda la velocidad que mis piernas me permiten.

Y lo encuentro. No en el Pozo, si no en un pasillo que lleva hacia el, que es un poco estrecho, está sentado con sus brazos cruzados sobre su pecho, la cabeza inclinada hacia atrás, los ojos cerrados y la espalda apoyada en la piedra que hace de pared.

---Hola---lo saludo agitada.

Cuatro abre los ojos y descruza sus brazos, alerta, pero se relaja al verme. Sus nudillos se ven pegajosos de la sangre de Eric, nota mi mirada en ellos pues se los restriega frenéticamente para intentar quitársela.

Me acuclillo frente a él, dejo los panes a su lado y pongo mis manos sobre las suyas, para detener su movimiento. Entonces nos miramos a los ojos y veo que los suyos estan algo vidriosos.

---He ganado la pelea---dice sin más

---Sí, sigues asegurando tu lugar en osadía por más tiempo---contesto suavemente---Deberías sentirte satisfecho, no asustado.

---¿Cuál es el precio de ser un osado?

No tengo una respuesta satisfactoria a su pregunta, no si la pienso a profundidad. Lo suelto y me siento frente a él, recargándome en la pared contraria, llevándome las rodillas al pecho y abrazándolas, él tiene las piernas estiradas, por lo que nuestros pies quedan separados apenas unos centímetros.

---Cuatro, no eres un monstruo

---¿Es en lo que me tengo que convertir para pertenecer aquí?

Niego con la cabeza porque comienzo a comprender lo que está sintiendo.

---No, ni en un animal ni en un monstruo ni en nada de eso---niego con la cabeza---Escúchame Cuatro, eres un chico con empatía y buen corazón, cuando te enfrentaste conmigo te sentiste mal por tener que hacerlo, por noquearme, incluso con el resto de nuestros compañeros y compañeras con quienes te enfrentaste, cuando es lo que teníamos que hacer---hago una pausa y paso mi mirada por el morete que se le está comenzando a hacer en la barbilla---Esa es la diferencia entre tú y Eric, tú sabes que es lo que se tiene que hacer, y sólo lo haces hasta donde es necesario, él lo disfruta y no le importan los límites, ¿me entiendes?

---Pero hoy no fué así Sara, hoy yo... perdí el control, no puedo decirte que lo disfruté porque no lo hice, pero definitivamente sí quería hacerle daño, mucho

---Sí perdiste el control, eres una persona Cuatro, pero aún así te detuviste por tu cuenta, además sé que él te dijo algo.

Cuatro se tensa ante mis palabras.

---No sé qué te dijo, pero sí escuché como te habló en la mañana, y sé como nos trata a los demas, las acciones tienen sus consecuencias y todos tenemos nuestros límites, si tú no le hubieras dado una paliza hoy, créeme que alguien se la habría dado mañana, probablemente hasta yo lo habría intentado, aunque también muy seguramente sería yo la que terminara en el hospital.