«Para afrontar su fobia social, Tanner lleva a cabo por pedido de su terapeuta el manifestar todo lo que piensa a través de anotaciones en donde expresa cada una de las cosas que invaden su mente a diario.
Por circunstancias de la vida conoce a Hol...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Kai:
El frío iba en incremento durante esta última semana. Tanto fue así que ya no habían hojas en la gran mayoría de los árboles. Ahora, éstos eran seres puntiagudos señalando dramáticamente a los cielos como si pudiesen exclamar «¡Este hijo de puta lo hizo! ¡Nos desnudó en este clima helado solamente para sufrir aún más!».
Sí, tal vez estoy siendo un poco loco ahora mismo al plantearme lo que podrían estar pensando los árboles a mi paso.
Aferrando sobre mi hombro la bolsa reutilizable, me dispuse a enterrar mi nariz en la bufanda de lana sobre mi cuello. El clima iba a hacer que se me caiga producto a la incesante helada.
Llegando a la plaza, tomé asiento en donde habitualmente lo hacía, dando un vistazo de vez en cuando a la carretera a escasos metros de mí. Hoy no estaban transitando ni muchas personas ni muchos vehículos, todo parecía muerto a mi alrededor a excepción de unos cuantos rayitos de sol cubriéndome.
—¿Llegaste hace mucho?.— Ese timbre de voz me hizo abrir un poco los ojos con dificultad, ¿Cuántos minutos me habría quedado así?.
—No, habrán si-sido... ¿Cinco minutos?.— Frunciendo un poco el entrecejo por la molestia solar, pude sentir su presencia a mi lado, sentándose.
Sigurd estiró tímidamente una libreta familiar en mi dirección.
—Me la dio la esposa de Águila... ¿Sánchez? Ayer cuando fuimos a extinguir un incendio a su casa. Parecía confiar excesivamente en mí para entregártela.
—Ah sí, e-esto... Bueno, siendo franco nunca pensé volver a tenerla.— Asombrado, quité las manos de mis bolsillos y tomé mis propios escritos. No pude contener la sonrisa al ver rápidamente algunas hojas particulares que recordaba con mucho cariño. —Fue un regalo, c-cuando la terminé y seguí con otra, pues... la regalé como prueba de que iba p-por buen camino.— Cerrando la misma, busqué la mirada del rubio aunque mis ojos estuviesen molestos por la calidez solar sobre nosotros.
—Entonces debe significar mucho para ti.— Dijo él.
—Por supuesto, los autoanálisis por escrito me permitieron bastante s-soltarme y conocerme. Y bueno... Me ayudan mu-muchísimo a afrontar cosas sin prejuicios, pero...
—¿Hm? ¿Pero...?.— Tapando con una de sus manos su frente, trató de verme con más atención.
—...Pufff, pero estos días es-estuve faltando a las citas con Águila. La última vez tuvimos un par de desacuerdos y luego d-de eso comencé a ausentarme. No estoy saliendo y Michael seguramente sosp-pecha que no estoy cumpliendo con mi palabra, debe pensar que soy un tonto irresponsable.— Confesando mis inseguridades, volví a enterrar mi nariz en mi bufanda.
Hasta el momento, creo que era la primera vez que estaba hablando tanto y en tan poco tiempo. ¿Soy una molestia para ti también, Thor?.
—Hmmm... Veamos, vayamos por partes. Primero, ¿por qué supones que todos piensan mal de ti?.
