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Narra Sigurd:

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Narra Sigurd:

—Fue una escena muy luctuosa, de todo corazón espero que logren salir adelante y que el padre de esa familia se recupere de la horrible caída que tuvo.— Holly se llevó su diestra hacia su pecho, notablemente afectada con la situación que nos tocó presenciar.

Y es que la cosa no era para menos, juro que no me había dado tiempo a frenar el camión y tuvimos que presenciar a un señor de mediana edad arrojarse por la ventana de un primer piso, pero allí no había acabado el drama. Este no había sido un caso crítico de fuego que requiera una solución tan riesgosa o algo de esa índole; había sido un intento de suicidio.

Mi corazón latía aún a una frecuencia cardíaca anormal, todavía estaba pensando en la forma imprudente en la que Eivor saltó del camión en movimiento para levantarse rápido del suelo e ir a socorrer a ese hombre que perfectamente podría ser nuestro padre. EL MUY DESQUICIADO SE ARROJÓ, SÍ. ¡¿EN QUÉ CABEZA CABÍA EL HACER ALGO ASÍ?!.

Todavía podía escucharme gritándole dos horas después. Tenía el maldito pitido de las sirenas calando mis tímpanos y aún las frías gotas de sudor me recorrían incluso cuando ya todo había concluido. Si seguía así lo más probable es que pudiese desencadenarse un ataque de pánico, y hace años que no experimento algo de esta magnitud. Tengo que calmarme.

Holly sostenía mis manos mientras me tapaba con una de las mantas que cargábamos con nosotros en el vehículo. No eran de esas isotérmicas que acostumbramos a utilizar en caso de emergencias, esta era una de algodón común(principal diferencia entre las anteriores nombradas, puesto que aquellas son de materiales plásticos con aluminio y tienen un único uso).

Estábamos a las afueras del hospital esperando alguna novedad por parte de los profesionales quienes nos tuvieron que pedir que por favor nos mantengamos fuera del establecimiento junto a algunos familiares de otros ingresados porque por la cantidad de personas que habían dentro, su desplazamiento era muy dificultoso. Un maldito colapso a las no sé qué horas de la tarde porque estoy demasiado putamente fuera de mí para pensar en números... Maravilloso, lo que faltaba.

—Voy a ir a por café, ¿bien?.— Soltando el agarre que ejercía sobre mí, la contraria llevó su cálida izquierda hacia mis cabellos, peinándome un poco. —Si me tardo mucho y te llaman en mi ausencia, no me esperes y entra, es probable que aunque vuelva antes sólo puedas pasar tú de todas formas.— Dejando unas últimas palmadas, me miró con una sonrisa. —Va a estar bien, Loki es una persona cuya suerte siempre está de su lado.— Dijo antes de partir.

Quería creer en sus palabras, sobre todo por la velocidad en la que vi a mi hermano levantarse e ir a socorrer al señor, pero aún así... los hospitales me conmocionaban un poco, era como una sensación constante de que algo puede salir mal en cualquier momento. Y aunque eso también lo experimento gradualmente en mi trabajo, por alguna razón en este espacio aquella sensación era aún mayor y más sofocante, seguramente porque no estaba muy familiarizado con el lugar como los profesionales o los pacientes frecuentes.

𝑳𝒊𝒈𝒉𝒕 ; 𝐾𝐴𝐼𝐺𝑈𝑅𝐷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora