«Para afrontar su fobia social, Tanner lleva a cabo por pedido de su terapeuta el manifestar todo lo que piensa a través de anotaciones en donde expresa cada una de las cosas que invaden su mente a diario.
Por circunstancias de la vida conoce a Hol...
N/A: Este capítulo está narrado de una forma más rara de la usual porque me dejé llevar, ah. Ojalá cuando me de la oportunidad de corregir el libro pueda transmitir este mismo sentimiento en constancia para generar una continuidad y que no sea algo exclusivo de un capítulo, no sé ay- :(. Igual así siento que es muy ✨mágico✨ por lo que quizás se termine quedando(?.
¡Otra cosilla!, es capi largo así que preparen comida, algo para tomar y pónganse a gustico mis amores. De antemano aviso que hay soft de acá hasta el infinito, literal.
Esos son los únicos detalle a destacar además de que es mi capi fav y creo que se notará el motivo. Ya me callo un mes, disfruten <3.
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Narra Kai:
Sigurd sujetaba mi mano con delicadeza pero la suficiente firmeza como para no perderme entre la multitud. Era la segunda vez en años que me sumergía en un lugar tan lleno de personas pero pese a ello, contrario a como sucedió en ocasiones anteriores, esta vez ese agarre me brindaba mayor seguridad, alejando significativamente cada uno de mis miedos.
En su lugar, mi mente solo maquinaba posibles excusas para no deshacer su suave toque del mío. Se escuchaba tonto, pero su agarre tenía un efecto poderoso en mí al igual que todo en él.
Mi mirada estaba atascada en el rodete perfectamente peinado del más alto, dejando que su anatomía me lleve hasta donde considerase correcto. Si Sigurd es quien me guía, confío plenamente en que todo estará bien.
Los sonidos dejaron de escucharse de manera ensordecedora, ahora solo eran una caricia retumbante que quedó en la lejanía. Aquél, quedó en un segundo plano cuando sobre el césped, recibíamos la luz emitida por la bonita luna llena sobre nuestras cabezas.
—¿Te parece si nos quedamos aquí?.— Indicó, sin soltar la unión de nuestras manos aún.
Sintiendo mi pulso vital por las nubes, asentí indicando mi conformidad con ese espacio al aire libre. Aunque hiciese un frío de cojones, era un espacio más propicio para mí que el de allí dentro.
Sin soltarme todavía, éste comenzó a descender hacia el frío césped, llevándome exactamente a su lado. Thor se sentó con las piernas cruzadas y las mías permanecían a la altura de mi pecho, en un silencio que más que incómodo, era tranquilizante. Sabía que Sigurd estaba a gusto porque acariciaba mis nudillos con su pulgar, sonriendo un poco al disfrutar del espectáculo de unas pocas luciérnagas que se apreciaban en los arbustos a unos metros de nosotros. Qué extraño que habitasen algunas de ellas en esta estación, pero no lo era tanto ya que había un poco de humedad.
El olor a césped perfumaba nuestro alrededor, haciendo el ambiente mucho más agradable y calmo. Pero aún así mi corazón no parecía encontrar su ritmo de siempre, y todo por culpa de esa sonrisa preciosa que iba en incremento a medida que observaba un nuevo detalle del escenario en el que nos encontrábamos sentados siendo espectadores.
