¿Monstruos tratando de asesinarte a cada segundo de tu vida?, lo normal. ¿Dioses de hace miles de años pidiéndote favores sin importarles tu salud física y mental?, nada nuevo. ¿Misiones mortales en donde tu vida pende de un hilo y lo único que te d...
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El decir que Alyssa era atlética era quedarse corto. La pelirroja mayor corría tan rápido que con solo unos minutos de intentar seguirle el paso, los músculos de Clary comenzaron a quemar y sus pulmones a arder. Además de que la noche se había vuelto extremadamente calurosa, y el correr a casa fue como nadar a toda velocidad en una sopa hirviendo.
A la esquina de su bloque, las chicas se vieron atrapadas por un semaforo amarillo, que en menos de dos segundos se convirtio en rojo. Clary se removió nerviosamente arriba y abajo en las puntas de los pies, mientras el tráfico pasaba zumbando en una masa borrosa de faros.
Intentó volver a llamar a su casa, pero Jace no había mentido: su teléfono no era un teléfono. Al menos no se parecía a ningún teléfono que Clary hubiese visto antes. Los botones del sensor no tenían números, sólo más de aquellos símbolos extravagantes, y no había pantalla.
Sintió un apretón en su mano, Alyssa miraba nerviosamente los autos avanzar a toda velocidad. Clary le miró fijamente, revisando cada uno de sus aspectos y se preguntó si ella en verdad era quien creía. No iba a mentir diciendo que no había escuchado nada. Si lo había hecho. Pero en ese momento no había tiempo para eso; la única ocasión que recordaba ver a su hermana tan asustada fue cuando Samantha Connors, una matona que se encargó de hacerles la vida imposible a ella y a Simon en séptimo grado, logró dislocarle el hombro de un empujón a Clary.
El semáforo se puso en verde y avanzaron. Mientras trotaban calle arriba en dirección a su casa, vio que las ventanas del segundo piso estaban iluminadas, la acostumbrada señal de que su madre estaba en casa.
" Estupendo" se dijo. "Todo está bien."
Pero sintió un nudo en el estómago en cuanto pisó la entrada. La luz del techo se había fundido, y el vestíbulo estaba a oscuras. Las sombras parecían llenas de movimientos clandestinos. Con un estremecimiento, empezó a subir la escalera.
