Nos Pertenecemos

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Está claro en nuestros ojos,

nos pertenecemos

como nunca antes

pertenecimos a nadie



El silencio de la casa era extraño, Joaquín se revolvía en la cama en intentos fallidos de dormir, no era lo mismo dormir sin el calor del cuerpo de Lucía. Él siéntase en la cama, sale de la habitación yendo hacia el lugar donde estaba Lucía, sabía que estaba en la habitación de invitados, desde cuando llegó del canal, le advirtió Damián.

Abre la puerta con cuidado para no hacer ruido y despertar a la mujer que dormía allí. El cuerpo femenino estaba relajado y descansando plácidamente en esa gran cama, sus manos estaban debajo de la almohada, era una manía que había adquirido con el tiempo.

La habitación desprendía el olor del dulce perfume que ella usaba para dormir, él inhaló todo el olor dejando escapar una sonrisa tonta. Echa un último vistazo a la mujer de su vida durmiendo, parecía un

ángel cuando dormía, pero cuando estaba despierta era todo lo contrario, no tiraba fuego en alguien porque sabía las consecuencias.

Regresa a su cuarto, se acomoda en la cama, solo verla dormir ya hizo que el alma tenga paz. No se comparaba con la falta de calor de su cuerpo junto a él, pero solo verla era algo bueno. Abraza su almohada, ese lugar suave llevaba el olor de ella y su

delicadeza y así dormió, abrazado a la almohada que pertenecía a su mujer.

Amaneció el día y Lucía ya estaba levantada, salió de la habitación con la ropa que iría al canal, no iba a esperar

Joaquín para ir, ella aún no estaba lista para aceptar su culpa y escuchar un sermón de él. Con todo lo que sucedió en el día anterior, había olvidado enviar un mensaje a Eva contándole la noticia de lo heredero más joven de la familia Galán.

En los pasillos del edificio de trabajo, Lucía caminó apresuradamente hacia el camerino que compartía con Joaquín, después de estar lista para otro día de grabación, va al set, al entrar ve a Eva sentada en la silla que le correspondía con su celular en la mano.

- Hola. - Sonó la voz de Lucía.

- ¡Lucía! - Eva sonrió. - He estado esperando tu mensaje, ¿no te has hecho la prueba? - preguntó Eva confundida.

- Con todo lo que pasó ayer, estaba cansada. - respondió Lucía en un suspiro. - Damián me compró una prueba apenas llegué a casa, dejé a Joaquín aquí y tomé un taxi sola.

- ¿Aún no resolviste el desacuerdo con Daniela? - Eva pareció sorprendida. - Ustedes no son de los que se mantienen pendencieros durante mucho tiempo ¿verdad? - Eva realmente conocía muy poco a la pareja.

- Pasamos semanas sin hablar Eva. - respondió Lucía con calma. - Y este es el más grande error de nuestra relación.

- Por supuesto, viven bajo del mismo techo, duermen en la misma cama, trabajan todo el día juntos y aún no se hablan por qué no se puede romper el orgullo de ninguno de los dos. - dijo Eva firmemente.

- Sé que me equivoqué, pero no soporto que Daniela le hable a Joaquín tocándolo, parece ser una necesidad. - resopló Lucía.

- Te entiendo Lucía, pero si no te controlas y das tu brazo, lo que volverá a pasar es el final de su relación. - dijo Eva sinceramente.

- Yo sé, yo sé. Ayer dormí en la habitación de invitados después de hacer la prueba y hoy me fui antes que él, porque no quiero tener que escuchar su sermón estando tan sensible como estoy. - La rubia fue sincera.

- Está bien, dale tiempo. Espera a que se enfríe la cabeza y analice la situación y entienda tu lado, entonces ustedes dos hablan. - Eva tomó la mano de su amiga. - Dime, ¿cuál fue el resultado de la prueba? - la mayor preguntó con ansiedad.

Hay Que Estar En Mi LugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora