Son los latidos de mi corazón
Los que se aceleran cuando estoy contigo
Pero sigo sin entender
Como solo tu amor puede hacer,
Lo que nadie mas puede
Lucía salía del baño de la habitación de Joaquín mientras él ya terminaba de arreglarse. La mujer hidrató su cuerpo bajo la curiosa mirada de Joaquín, cosas tan sencillas, pero que se convirtieron en algo totalmente sexy y agradable de ver. Lucía entró en el baño y cogió las bolas de plata, ya las había higienizado como le había dicho la mujer de lo sexy shop. Todavía no le había dicho a Joaquín lo que había comprado, él se enteraría en el momento en que ella le pidiera que se lo pusiera.
- Gachi amor, vamos a llegar tarde. - dijo Joaquín.
- Necesito que hagas algo por mí. - Apareció en la puerta del baño.
- ¿Qué pasa? - Joaquín la miró intrigado.
- Toma, pónmelas. - Lucía le entregó las bolas de plata.
- Lucía, ¿dónde has conseguido esto? - Joaquín la miró, sintiendo que su respiración se aceleraba.
- Los compré ayer en el centro comercial. - Ella le dirigió una mirada juguetona. - Ya las desinfecté. - Ella dijo.
- ¡Estás llena de sorpresas, mi amor! - Joaquín sonrió con picardía. - Chúpate. - Su voz sonaba ronca mientras colocaba las bolas en la boca de Lucía.
Lucía sonrió maliciosamente mientras lubricaba las bolas con su propia saliva, Joaquín tenía una mirada pervertida al ver la actitud de Lucía de condimentar aún más su relación, no importaba cómo, siempre tenía algo nuevo que mostrar y ofrecer.
- ¡Sube a la cama y levanta el culo! - Joaquín ordenó. - Respira amor, cálmate y relaja los músculos o lo harás más difícil.
Haciendo lo que el hombre le ordenaba, Lucía respiró profundamente y se inclinó en el sentido que él le ordenaba y se relajó
su cuerpo. Joaquín puso su mano en la espalda de la mujer, haciendo que los pechos de Lucía se pegaran a la cama y su trasero sobresalía. Joaquín deslizó la bolita de un solo golpe haciendo que Lucía soltara un gemido ronco y tirando de las sábanas
con la respiración agitada.- Muy bien, ¿puedo poner el otro? - preguntó Joaquín después de Lucía contrajo la bolita.
Al ver que Lucía asintió, Joaquín deslizó la segunda bolita y le dijo a Lucía que contrajera de nuevo para que las bolas no se suelten. La respiración de Lucía era agitada y sentía el sudor en su frente.
- Está bien cariño, lo he puesto, vístete porque vamos a llegar tarde. - dijo Joaquín poniéndole el sujetador a su mujer. - No te pongas bragas, podría ser aún más incómodo si te las pones. - advirtió.
Lucía se puso un vestido más holgado y unas zapatillas deportivas y salió de la habitación para encontrarse con Joaquín,
Rocío y Damián en la recepción del hotel, Damián conducía y Rocío en el asiento delantero mientras sus padres estaban en el asiento trasero.Lucía apretaba la mano de Joaquín con cierta fuerza ya que las bolas molestaba, era incómodo pero no imposible de soportar.
Al llegar al canal de televisión de Perú, las dos parejas se dirigieron a la entrada. Había un equipo de prensa y eso dificultó el acceso al interior del lugar. Después de que los guardias de seguridad los recogieran, consiguieron entrar.
En la sala de reuniones ya estaban presentes Eva, Daniela, Tony, Cristian y los productores del programa, tras llamar a la puerta y recibir una respuesta afirmativa para entrar, entraron en la habitación siendo recibido con aplausos, al fin y al cabo, eran artistas con 40 años de trayectoria. La reunión comenzó y allí discutieron todo lo que harían en el nuevo formato de La Voz.
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Hay Que Estar En Mi Lugar
Fiksi PenggemarLucía y Joaquín Galán, los hermanos que se enamoraron perdidamente y fruto de esta pasión nació Rocío Galán, la hija de la pareja. Un año después del nacimiento de la pequeña Galán, la pareja se separó por inmadurez de ambas partes y, con consecuenc...