Me odio, sólo por quererte y necesitarte.
Te quiero y eres una bomba de hielos acumulados en el grifo.
Tal vez me gustes demasiado y no me importe estar cerca tuyo cuando explotes y logres salir.
Que ojos, no me gustas.
Te quiero.
Sigo esperando a que corras, pero no para alejarte de mí, sino para abrazarme.