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Puede que la adolecencia sea la etapa más corta de nuestras vidas y aun así es la más intensa y emocionante de todas.

Aquella noche me preparaba para despedirme, convencida de que se acababa una etapa increíble de mí vida, pero me equivocaba, aquella noche sólo era el principio de todo.

Y es que por más que luchemos, la vida nos escogió y no nosotros a ella, no tenemos derecho a cambiarlo.

Podemos intentar ser los mejores y claro, no está nada mal en querer ser un humano competitivo, lleno de metas por alcanzar. Lo que no podemos intentar, es cambiar sucesos que obligatoriamente tienen que pasar, que los escribieron con tinta permanente en nuestra historia y que sería absurdo tratar de borrar.

A veces nos queda mucho, quizá nos falta mucha trayectoria para decir adiós de verdad.

Letras de una chica con insomnio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora