Querido,
Son las 12 menos cinco de la noche.
La poesía me llama para que te escriba, pero no sé que contarle, si le he contado todo de ti.
No te preocupes, no me he dejado esa manía tuya de hacerlo todo un juego o tu manera de mover descontrolada mente todo el cuerpo cuando estás nervioso.
No me he olvidado de nada.
Últimamente escribo poco y te echo de menos.
Las noches me saben a metal insípido desde que tú no estás.
Ya no hay rosas a la puerta, ni mucho menos llegadas sorpresas, otra costumbre tuya, aunque hay malas, supongo. Me refiero a la de irte y llevarte mi querer, cómo si te perteneciera, que sí, pero ese no es el caso.
El caso es que es de noche y tengo ganas de que me abraces y cantemos juntos aquella canción.